NOTA AUTORA:
Hola a todas mis hermosas lectoras. Me había olvidado de advertir que esta novela tendrá muchas escenas +18 entonces quedan advertidas de leer bajo su responsabilidad, también quiero agradecerles porque ya hay mas de 5 personitas leyéndome y eso me pone muy feliz. Las quiero invitar a que sigan votando y comentado para yo seguir compartiendoles nuevos capítulos. Gracias nuevamente por estar aquí, besos.
Capítulo 6:
¡Me quiero devolver a Miami! Le decía a Elena.
- No te des por vencida. Yo duré lavando platos 3 meses, 2 más como mesera y luego si me permitió Max entrar a cocinar.
-Llevo más de un mes lavando platos y llegué acá con la esperanza de cocinar. De seguro en Miami me hubiese ido mejor.- Digo haciendo pucheros.
- Deja de quejarte.- Me regañó Elena, levantándose del suelo de la cocina.
-Me voy ya, muero de cansancio.- Nos dimos un abrazo de despedida y me dejó sola.
Solo quedábamos Elena, Maximiliano y yo por irse. El último nombrado estaría en la entrada, evitándome. Llevamos dos semanas sin hablarnos, ¡Hasta estaba evitando usar el ascensor!
Max sigue igual de gruñón, pero lo único bueno es que no ha sido gruñón conmigo. Ni siquiera para regañarme por algo mal hecho me dirige la palabra.
Lo más cercano a un contacto conmigo han sido unas cuantas miradas de menos de un segundo y debo confesar que me moría por tenerlo cerca, contemplar sus hermosos ojos azules, esas deliciosas pecas en sus mejillas y su boca, ¡Dios, su boca! Al momento de comenzar a hablar te cautiva. Su manera de hablar el español... confundirse de vez en cuando con el italiano mientras habla y encenderme como loca cuando susurra en mi oído.
-¿Por qué no llamas a Pablo? Son las 11:40 y realmente quiero cerrar ya.
Levanté mi rostro sin poder creer que estuviera en frente de mí y hablándome.
-Hace rato me dijo que llegaría en 10 min.- Asintió y se iba a marchar de nuevo hacía la entrada.
- No te vayas.- Susurré y sin embargo Max me escuchó.
-¿Por qué? ¿Te da miedo estar sola?-Preguntó divertido.
-Me gustaría poder hablar contigo.- Admití.
-¿Sobre qué?
-Sobre por qué me ignoras.
-Pensé que había quedado claro y no te ignoro, sólo te trato como a los demás.
-Ni me tratas.
Max se quedó en silencio.
- No es mucho si me saludas o me preguntas cómo estoy, cómo estuvo mi día.
-¿Cómo estuvo tu día?
-Mi profesora de italiano me quiere matar, tuve que soportar gritos de mi jefe gruñón y me duelen mis manos.
-Ni siquiera te grito. No lo volví a hacer.- Me decía mientras agarraba mis manos y comenzaba a hacerme pequeños masajes.
- No es necesario que me grites a mí, desde que estés gritando alteras mis nervios.- Max se carcajeo.
- No sólo gritando te altero los nervios.
-En este momento sólo gritando alteras mis nervios. El hecho de que te alejaras ayudó mucho a superar la atracción que estaba sintiendo.- Acto seguido le saqué la lengua, tratando de restarle importancia a mis palabras.
ESTÁS LEYENDO
Un sueño, un restaurante y dos amantes.
RomanceAmelia, es una mujer de 22 años recién graduada de gastronomía. Estudió durante 3 años muy duro para alcanzar su sueño: Ser una chef profesional. Todo parece caerle del cielo para facilitarle la vida cuando el rector de la academia donde estudió dec...