Séptima mentira.

662 68 5
                                    

Me encuentro sentada, aún en la enfermería de Shibusen. Me habían dado tres días de reposo luego de que mis heridas se hubiesen re-abierto —gracias a mi movimiento el primer día—.

Suspiro con cansancio, observando por la ventana el sol, que sonríe sin ninguna preocupación.

Debido al reposo, Zack no había ido a ninguna misión, y ambos estábamos quedándonos atrás en cuanto a la recolección de almas.

Hasta ahora, el conteo era de quince almas de demonio.

Escucho la puerta abrirse con un rechinido, lentamente, mientras una cabellera azabache se asomaba por la misma.

— Estás despierta —murmura, como feliz de que fuese así. Alzo una ceja debido a la confusión, pero aún así sonrío.

— ¿Qué te trae por aquí, Kid? —termina de entrar, revelando las tres lineas blancas en su cabello.

— Quería venir a ver si estabas bien ya —da unos cuantos pasos hacia mí, dando un vistazo rápido a la habitación y sonriendo con suficiencia al ver las medicinas—. Estoy seguro que ver el cómo acomodé las medicinas por ti ayudó a tu recuperación.

— Lo más seguro es que sí —hay un pequeño rubor en sus mejillas cuando me escucha decir aquello, haciéndome reír de forma silenciosa—. ¿Cómo van las cosas?

— Bien —esta vez, sus pasos se dirigen hacia una silla cercana, arrastrándola levemente y tomando asiento—. Maka y Soul ya van por sus treinta y seis almas.

— Woooah, eso es genial. ¿Y tú?

— Liz y Patty tienen diecinueve ambas —dice aquello con orgullo, y está claro. Al ser un técnico de dos armas, le tomará mucho más tiempo conseguir las almas—. Escuché de Zack que ustedes van a su ritmo, ¿eso significa que no tienen ninguna?

— Oh, nonono —mis manos se mueven de un lado a otro, negando rápidamente—. No somos taaaan lentos. Tenemos quince almas recién.

— Es un buen número, considerando que has estado unos días en cama.

— Sí...

Hay un silencio después de aquello. No es incómodo, y simplemente estar con él hace que las palpitaciones de mi corazón vayan en declive, relajándose.

Pronto alguien entra a la habitación. Me alegro de que, al contrario de la vez anterior —un pequeño dejavú—, la única persona es Zack, quien sonríe con nerviosismo.

— Solamente me han dejado venir a mí por ser tu técnico —explicó, acercándose y apoyando su brazo sobre la cabeza del Shinigami—. ¿Ya son pareja oficial? ¿O por qué está también?

Obtuve permiso de mi padre para visitarla —dice con altanería, pero sus palabras mienten.

Esta vez, no abro la boca. No he sido yo quien ha mentido, que quede claro.

「Mentiras | Death The Kid」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora