— Así que se trata de eso —murmura la chica, acariciando su mentón con algunos dedos, como si lo pensara detenidamente. Unos segundos luego sonrió, golpeando su puño con su palma—. Acepto.
— ¿En serio? —recibiendo un asentimiento, sonríe de vuelta—. Me alegro, ¿nos vamos ya entonces?
— No tardamos más de diez minutos en esto, debí decirle a Zack que me esperara.
— Liz y Patty se fueron con él, no creo que le haya ido tan mal —el casi pelinegro se encoge de hombros, provocando la risa contraria.
— Tienes razón.
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— ¿Quieres pasar? —la voz de la chica hace despertar sus cinco sentidos, ambos parados al frente de la vivienda ajena.
Revisando la hora, asintió con sus mejillas ardiendo en un tono carmesí.
— Claro, no hay problema.
Una vez ambos estuvieron dentro, una amena conversación acerca de la misión que realizarían inició, aclarando algunos detalles cuando por la puerta de su habitación, el técnico apareció.
— Oh, Zack, creí que estabas fuera.
— Dormí un rato, ¿de qué hablaban? —recorrió una silla para sentarse cerca, apoyando sus codos sobre la mesa de madera.
— ¿Qué te parece hacer una misión con Kid, Liz y Patty?
El mencionado asintió, sintiendo de repente una presión en sus hombros, sabiendo que debía explicar un poco.
— La misión es obligatoriamente para dos técnicos, así que pensé en ustedes para acompañarnos.
