Capítulo 11: Problemas

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Como imaginaba, él seguía dormido. Tenía una cara adorable cuando lo hacía, una completamente distinta a la que había visto la noche anterior, llena de lujuria y deseo. Ahora tenía una expresión de serenidad y tranquilidad que pocas veces se podían apreciar. Acarició su redonda mejilla con delicadeza para no despertarle y su dedo llegó hasta sus labios. Se levantó con un brazo y acercó su boca a la de él, depositando un dulce beso. De repente, escuchó el ruido de algo cayéndose. Se giró hacia la puerta y vió a la hermana de Jisung con una expresión de sorpresa e incredulidad. Había dejado caer su libreta de la conmoción al ver tal escena. ¿Por qué ese chico estaba besando a su hermano de la misma manera que papá lo hacía con mamá? Pensaba que era algo entre parejas. Antes de que pudiera decir nada, vió como el chico guapo que estaba durmiendo con Jisung se llevaba el dedo índice a su boca. Eso quería decir que era un secreto. Pues lo iba a guardar, como hacían las niñas grandes. Salió corriendo por el pasillo y Minho se apresuró en cerrar la puerta antes de que cualquier otra persona pasara por allí. Jisung se restregó los ojos y se levantó de la cama.

- ¿Ya es de dia? - preguntó con su voz ronca mañanera.

Minho se sentó delante suyo y le besó los labios otra vez.

- Me voy a duchar, ¿Dónde están las toallas? - le preguntó.

Jisung señaló un armario, aún medio dormido. Entonces, recordó todo lo que había pasado la noche anterior y sintió como la vergüenza se apoderaba de él. ¿Cómo había sido capaz de hacer ese tipo de cosas completamente sobrio? En cambio, Minho se dirigió a la ducha con una confianza desbordadora.

- ¿Habéis dormido bien? - preguntó la madre sacando las tostadas de la tostadora.

Minho se sentó al lado de Yeri mientras le guiñaba un ojo.

- Como nunca, el futón es más cómodo de lo que esperaba - contestó..

Jisung sonrió ante la descarada mentira y fue a la nevera a buscar su zumo. Se escuchó a su padre quejarse sobre algo de la televisión, pero todos le ignoraron.

- ¿Volverás hoy a casa?

- No, ayer hablé con un amigo de la infancia y su madre me ha dicho que puedo quedarme con ellos hasta que se calmen las cosas - explicó.

Jisung se sentó junto con Minho y empezó a tocar sus pies con los de él. Este le siguió el juego los rodeó. Yeri los vió debajo de la mesa.

- Bueno, estaría más tranquila si volvieses a casa. Si hay algún problema ya sabes donde estamos.

- Sí, muchas gracias por todo.

Después de desayunar, Jisung acompañó a Minho hasta la salida. Seguía sin entender porqué después de tanto tiempo su corazón no dejaba de latir a esa velocidad extrema cuando estaba junto a él. ¿Es que no se iba a acostumbrar nunca a su presencia? Además, flashes de la noche anterior recorrían su cabeza de vez en cuando.

- Gracias por la noche de ayer - dijo Minho mientras se acomodaba la mochila.

- ¿Por qué me das las gracias? - preguntó, riéndose.

- No sé qué se supone que debería decir - confesó entre carcajadas.

- ¿Qué tal si me besas y te vas? - propuso Jisung.

Minho sonrió y juntó los labios con los de su novio. Después dio media vuelta y se marchó hacia la casa de Chan.

- Jisung, tenemos que hablar - dijo una voz grave detrás suyo. - ¿Qué es esto?

Era su padre. En la mano sujetaba lo que parecía ser uno de los dibujos de su hermana. Se fijó un poco más y distinguió a dos hombres besándose, arriba ponía los nombres de "Jisung" y "Minho". "Mierda", pensó. Sabía que Yeri no tenía malas intenciones, todo lo contrario, pero esa no había sido una buena idea. Detrás de su padre estaba su madre, sin saber qué hacer, sujetando a la pequeña para que no se metiera en la pelea que estaba a punto de ocurrir.

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