La grieta de la estrella

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Fue en 1499 en donde te lleve junto con Italia, Américo Vespucio y Alonso de Ojeda a conocer de lejos a mi pueblo. Un año después de conocernos. Un año en donde me la pasé contigo.

Observaron con extraña fascinación aquellas viviendas construidas por mi gente en forma de palafitos.

Le comentaste a Italia que se parecía mucho a Venecia... Yo solo te miré confundido al no saber de qué hablabas.

Y ahí fue cuando el señor Américo me colocó un nombre.

Me llamó Venezziola.

Yo me desilusioné levemente.

Aunque me haya gustado el nombre que me dio aquel gran hombre (a pesar de ser prácticamente gracias a una comparación), internamente quería que fueras tu quien me nombraras.

¿Acaso no eras mi padre? Yo... Pensé que lo harías. Al igual que un padre nombra a su hijo.

Entristecí al creer que en realidad no me consideraste como uno.

Pero recordé lo que tú me solías decir cuando me oías reír o me hacías sonreír.

"Tienes una sonrisa muy hermosa, pequeño crío"

Así que oculté mi disgusto tras esas sonrisas que tú adorabas. Comencé a crear mi mascara solo para ti, España.

Agradecí amablemente a Américo. Después de todo él fue el que me dio la cosa más importante que tengo. Luego de hacerlo, voltee y te vi.

Estabas feliz y comenzaste a llamarme "Venezuela". Supongo que es debido a que no sabías pronunciarlo como el italiano.

Y eso me bastó para sonreír.

Sonreír de verdad y no falsamente.

Deseché mi anterior disgusto por ti, justificándolo a que prácticamente tú me habías creado otro nuevo nombre.

Te di un abrazo para demostrar mi cariño y tú lo recibiste amorosamente.

¿En dónde quedó ese amor fraternal que tanto me dabas y que yo buscaba? Dime ¿Se perdió debido a "ese" día? Si yo hubiera dicho la verdad a tu pregunta ¿Habría cambiado nuestra actual relación? ¿Seguiríamos siendo padre e hijo? Sé que no existe el "hubiera" pero uno no puede evitar pensar en ello.

¿Sabes? Aun logro recordar la primera vez que vi tú decepción dirigida a mí.

Creo que ese fue el inicio de nuestra fría e indiferente relación actual. 

Curiosamente fue ese mismo año.

Nuevamente regresamos a las "aventuras" llamadas por ti y "paseos normales" por mí. Volvimos a ser acompañado con Alonso de Ojeda (el gran Cristobal no nos pudo acompañar para ese entonces) y claro, muchas personas de tu territorio también.

Hasta que llegamos al lugar que me puso nervioso. Reconocí el territorio de mi hermano.

Vimos a dos seres completamente blancos (al igual que yo en ese tiempo) correr hacia nosotros.

Eran Ecuador y Colombia. Pero de pronto, se detuvieron aterrados.

Recuerdo que Colombia colocó a Ecuador detrás de él, solía hacer eso cuando se sentía amenazado o temeroso. Incluso lo hacía conmigo que era el "mayor".

Extraño tanto mi antigua relación con ellos...

― ¡H-Hermanos!―dije sorprendido en mi idioma natal para que tú no pudieras entenderme España. Quería seguir manteniendo en pie la mentira.

La estrella quiere tener la atención del solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora