Sucesos

Capítulo IX

Intente abrir la puerta, pero no se podía, estaba con seguro por dentro, así que corrí al comedor a buscar las llaves de repuesto.
Una vez ahí, comencé a sacar y tirar todas las cosas buscando las llaves, no las encontraba, busque encima de la congeladora, y efectivamente, estaban ahí.
Corrí a la habitación, abrí la puerta. Encendí la luz de la habitación y vi a mi padre.
El estaba en su cama, muerto.
Se había cortado las venas de las muñecas de ambos brazos.
Me caí de rodillas al piso.
Ver esa escena me hizo derramar muchas lágrimas, a pesar del daño que nos había hecho a mi y a mis hermanas, lo amaba porque él no era así antes de todo los sucesos que nos sucedieron. No sabía que hacer, estaba confundido, sentía que mi cabeza estaba apunto de explotar, no sabía si decirle a mis hermanas que había pasado, eso les afectaría mucho, porque con la muerte de mi madre ellas estuvieron muy mal, con esta noticia podría ser peor. Si llamaba a emergencias ellos se lo llevarían y la policía se llevarían a mis hermanas a un orfanato porque eran menores de edad y no hay padres de pormedio, y yo no quería eso, aproveché que era las 3 de la madruga y mis hermanas no se despertaban, para llevar al cuerpo de mi padre al patio trasero. Lo cargue hasta ahí, me percaté que estaba que llovía muy fuerte. Tomé la sábana donde el estaba, limpié los rastros de sangre, trapeandolo muy fuerte, tomé el lapicero y los papeles que estaba manchado de sangre en el piso, agarre la botella de ron que estaba con él y un cigarrillo que tenía en su cómoda.
Comencé a envolver su cuerpo con la sábana que estaba manchada de sangre, tomé una pala y comencé a cavar, mientras lo hacía lloraba, y de ratos me detenía a tomar un poco de ron. Una vez que acabe, metí el cuerpo en el hueco cavado, antes de enterrarlo mientras lloraba dije: «Padre, ahora estás con mamá allá arriba, a pesar de todo te perdono, porque tú estuviste así por mamá, ahora estás con ella arriba y no volverás a ser así, los amo padres, y yo cuidaré a mis hermanas con mi vida, gracias a los dos». Me senté junto donde estaba el hueco y prendí el cigarrillo, tomé el lapicero que había colocado en mi bolsillo, agarre un pedazo del papel que estaba manchado com sangre, y escribí en él: «Nada es tan simple en esta vida, como morir, pero perder a alguien tan importante es perder una parte de tu felicidad, a pesar de eso siempre se encuentra un motivo de seguir adelante, y decirle a la tristeza que no nos puede derrotar».  Me levanté y tiré el papel junto al cuerpo de mi padre, después comencé a tirar las demás cosas con la que limpie el cuarto, incluidas la botella de ron. Comencé a enterrarlo, cada poco de tierra que tiraba, sentía que lloraba más fuerte, el dolor era inmenso, pero aún así seguí. Al terminar mire al cielo y me fui adentró de mi casa.