14-) La verdad

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Zonattan se llevo la mayor parte del golpe.
Me levanté con dificultad, mi cabeza me dolía y sangraba por montones, estando de pie casó caigo hacia atrás, pero con el poco equilibrio que tenía me mantuve.
Habíamos caído en un sótano, estaba todo oscuro excepto por pocos bombillos no muy brillantes, todo estaba repleto de vidrios rotos.
El sótano era un círculo, con 9 columnas en todo su diámetro, y quien sabe que había atrás de esas columnas, todo era oscuridad.
Mire hacia arriba, veía pisos y pisos, habíamos caído muchísimos metros
Perdí el equilibrio y casi caigo al suelo, pero lo recobre y di unos pasos hacia atrás, hasta pegar con columna.
Busque a BlackZone en mi pantalón, pero la había dejado arriba, cuando se me cayó al lanzarme hacia Zonattan, busque el cuchillo también, pero al cambiar de uniforme lo había dejado ahí.
- Ah..ggg.. -Zonattan dio un gemido débil -
Tenía la respiración muy agitada, me aferré a la columna con fuerza, Zonattan comenzó a moverse.
Flexionó la rodilla izquierda, movió muy poco las manos.
Luego se mantuvo quieto, muy quieto.
Su rodilla flexionada perdió fuerza hasta estirarse por completo.
Ya no se movía, no respiraba.
Me acerque con cautela, paso por paso, luego, Zonattan se levanto muy rápido y desesperado como si hubiese recibido una descarga eléctrica.
Se levanto gritando, en menos de un segundo ya estaba de pie y alejado de mi, con un pedazo puntiagudo de vidrio en su mano.
Se coloco como si fuese a lanzarmelo, luego analizo un poco las cosas, y lo bajó.
- Maldito chip.
Se enderezo y se sacudió el polvo de el traje, sacudió su capa y se apoyó con las piernas y los brazos cruzados en una columna frente a la mía.
- ¿Chip?
Levanto la cabeza, me vio a los ojos e hizo un gesto burlón.
- Si imbécil, me encantaría matarte, pero no puedo, y tu tampoco me puedes matar a mi, pensé que no sería para tanto como sobrevivir a una lluvia de balas, pero al parecer si.
- ¿Por eso no morimos? ¿Un chip?
Me enderece y me separe de la columna.
- No sólo un chip, no podemos morir. - se acomodó un poco - Cuando éramos bebés, unos científicos buscaban la forma de acabar con esta guerra, pero eran unos científicos Koreanos, no se les permite por sus emperadores apoyar ningún bando, así que cuando nacimos, nos inyectaron chips y cosas varias para eso, para que uno de los dos acabara con la guerra, y según esos, también inyectaron cosas en nuestros cerebros, para que el elegido se fuera al bando imperial, por lo que obviamente, soy yo.
- ¿A dónde aferran esos chips?
- Al corazón, todo nuestro corazón esta cubierto con una capa de cables y chips que envían células regenerarías con el bombeo de la sangre, las envían a todas partes, no estas muerto porque de alguna forma milagro...¿porqué te estoy contando esto? No debería
- ¿Quieres que muera? Si eres el elegido y todo eso, ¿porqué tengo que morir yo?
- ¡PORQUÉ ERES UN ESTORBO! - se levanto de la columna y se acercó a mi, luego me señalo con un dedo en el pecho.
¡LO ERES DESDE NIÑO, Y SIEMPRE LO SERÁS! - luego dio un grito de frustración-, y me pegó un puñetazo directo a la nariz-
Eso me dolió, el puñetazo hizo que me sangrara la nariz, me moví al lado y me aleje un poco de Zonattan.
- ¿CÓMO ESTAS TAN SEGURO DE QUE ERES TU?
Lo golpee de vuelta, pero esta vez en su ojo (o parche) izquierdo.
Esto lo dejo en el suelo, cayó y grito de dolor.
- ¡Pelear no sirve de nada! ¡Nunca nos vamos a matar enserio! - grito el desde el suelo-
Estaba harto, y furioso, y confundido, me senté y metí mi cabeza entre mis piernas.
Se levanto, y me observo.
- Eres un maldito inútil malcriado, además un estorbo y un desperdicio de espacio.
Me levanté y me lancé encima de el, caímos ambos al suelo y yo sostuve sus manos en el cemento, mis piernas estaban sobre su estómago y no lo dejaba moverse, luego comencé a pegarle en la cara.
No se cuanto le pegue, ni que le dije mientras lo hacía, pero se que fueron más de una docena de golpes.
Luego de algunos segundos, no se que paso, pero tenía tanto enojó, que cogí un pedazo grande de vidrio y se lo clave en el corazón.
El comenzó a reír, reír a carcajadas, lloraba de la risa.
Levanto la cabeza aún mirándome.
- ¡IDIOTA! No voy a morir, cuando haces eso, las últimas células curativas se envían al corazón y se recupera en segundos.
Se movió muy rápido, sus brazos cogieron los míos y los separo del vidrio roto, cogió el vidrio de su pecho y lo saco, luego lo clavo en el mío.
No me dio tiempo de hacer nada, no me dio tiempo de moverme, caí hacia atrás de espaldas, no lo podía creer.
Zonattan se levanto con una sonrisa, saco el vidrio de mi pecho, lo lanzó, me observo y dijo:
- Quiero que sufras, osaste tocarme, así que tendrás una caída.
Me pateó la pierna, una, y otra, y otra, y otra, no la quebró, pero tardaría varios días en sanar
Grite de dolor, luego Zonattan camino y se paró en el centro del lugar, en donde habíamos caído.
- Adiós, imbécil
Se levanto despacio, saco algo de su bolsillo, y dijo:
- Por favor, abran la compuerta 28-B, y despeguen la nave, ¡AH! Y envíen una cuerda a el sótano antes de abrir la compuerta.
Espero unos segundos, hasta que cayó una cuerda larga de algún piso arriba.
Camino un poco hacia una columna, y recogió la cuerda, se amarró la cuerda a la cintura, y la amarró a la columna.
- Buena suerte, hermano, la vas a necesitar.
Una compuerta gigante se abrió, yo seguía en el suelo, gire mi cabeza y la compuerta estaba casi abierta, me di la vuelta,y comencé a arrastrarme para salir de ese lugar.
-En tu lugar yo no haría eso.
Me detuve.
Se escucho un motor gigante, ruidoso, y la nave se comenzó a mover con velocidad.
Demasiado veloz para su peso y tamaño, la nave luego comenzó a inclinarse, estaba subiendo, con gran velocidad llego a tener altitud, la suficiente para morirte de una caída.
Por gravedad, comencé a moverme, a deslizarme hacia la compuerta.
Estábamos MUY alto, me deslizaba rápido, así que cuando pase cerca de una columna, me agarré de ella, con mucha fuerza.
Zonattan reía con fuerza, a carcajadas, yo me agarraba con toda mi fuerza a la columna, pero el dolor de mi pierna no me lo permitiría.
Algo cayó, un objeto negro, se estrelló con el suelo, y lo vi con claridad, era BlackZone, había caído por la inclinación de la nave, pero...se cayó en dirección contraria a la cual se inclina la nave, debería irse hacia atrás, no hacia adelante donde cayó....no importa, pensare en ello luego.
Comenzó a desplazarse en mi dirección, pero lejos, no llegaba a ella, entonces lo vi en cámara lenta, tenía dos opciones.
1-) Saltar por ella, soportar el dolor y ver si me salvo agarrándome de algo.
2-) Dejar mi única oportunidad de sobrevivir caer por la compuerta.
No me lo pensé mucho, no tenía tiempo, salté, impulsándome con mi pierna rota en la columna, casi me desmayo de el dolor, pegue un grito ahogado y cogí la pistola.
Me deslice hacia la compuerta, iba por la mitad de ella, ya ni siquiera estaba en la nave, estaba en el cielo, a lo alto, no había caído, pero estaba apunto, estaba sosteniéndome con una mano de el borde, ya no me quedaban fuerzas.
No escuchaba por el viento, pero escuche poco lo que dijo Zonattan, grito:
- ¡SI! ¡CIERREN LA COMPUERTA! ¡CIERRENLA!
Casi al instante comenzó a cerrarse, tenía que entrar rápido, si no, la compuerta se cerraría, y mi mano quedaría aplastada, y yo, muerto.
Se cerraba rápido, estaba ya con poco espacio, trate de escalar pero no tenía fuerzas.
Levanté la vista, nada, la nave era lisa, ni una sola ventana.
O eso creí.
Se abrió una ventana que estaba camuflada, tan sólo un piso arriba, y de ella, salió medio cuerpo de un soldado, me iba a disparar, a matar de una vez por todas, toda mi lucha, todo mi sufrimiento, Laura murió por mi culpa, miles de inocentes también, todo por mi, en realidad, quizá que yo muera sea lo mejor, quizás debería haber muerto desde hace mucho.
El soldado soltó el arma, y la lanzó hacia atrás, la compuerta estaba casi cerrada, era imposible que yo pasara por ese poco espacio que quedaba, la compuerta se cerraba más lento, Zonattan quería que yo sufriera más.
El soldado, hizo algo que nunca pensé, me tendió la mano, para que subiera, la agarre con la mano que tenía el arma, el estaba con la cintura para arriba afuera, juntos estábamos haciendo fuerza para que yo pudiera subir.
La compuerta se cerró, ahora dependía de la mano de este soldado.
Hacíamos fuerza, pero no funcionaria, yo pesaba demasiado, entre las fuerzas, al soldado se le calló el casco de la cabeza, observe el casco irse hacia abajo, hasta perderse entre las nubes, ahora todo eran nubes, nada de suelo.
Levanté la cabeza para ver la cara de la persona que estaba haciendo todo esto por ayudarme, ayudarme a espaldas de su jefe y de su bando en la guerra, para ver probablemente la última cara que vería en mi vida.
Me dejo más impresionado que otra cosa, su pelo serpenteaba por todas partes, el viento era muy fuerte, pero incluso así, le vi la cara.
Ese soldado era Laura.

Amistades RotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora