Corrí demasiado.
Llevó corriendo horas, escucho las naves detrás de mi, no se qué fue del soldado que empujé, no se qué paso con mi hermano, no se qué paso con mis amigos de la base, no se qué paso, no se qué pasara, no se lo que haré.
Comenzó a oscurecer, ¿dije que el mundo es una porquería? Todo esta abandonado, destruido, ciudades desaparecidas, demasiados bosques, el mundo es diferente a lo que veía en televisión, en la base, llevo 18 años esperando conocer Nueva York, esperando esas cosas, es como si lleváramos años con algún tipo de enfermedad, alguna forma de erradicar al ser humano hasta hacerlo dos pequeños grupos, dos bandos.
¿Todo el mundo es así? ¿Destruido? ¿Abandonado?
Después de caminar por extensos valles, vi algo a lo lejos.
Un pueblo, era un pueblo, un pueblo real y material.
Corrí en busca de ellos, mi pelo largó y sudado se movía y salpicaba por todas partes, mi pijama ensangrentada y destruida, dejaba mi hombro derecho al descubierto, mi hombro derecho con raspones y heridas pequeñas, mi brazo izquierdo sangraba, poco pero sangraba, y que una herida sea pequeña no significa que no duela, duele, duele mucho.
Por fin llegue al pueblo, acababa de oscurecer, me senté al lado de una casa, el silencio en el pueblo era absoluto, no escuchaba más que grillos a lo lejos, no había disparos, ni naves, ni guerra, solo paz y tranquilidad.
O eso pensaba.
Entré a una casa, no había nadie como era de esperar, pero había algo ahí adentro. Ropa, ropa no limpia, pero ropa, me la puse y tira mi pijama lejos, era ropa normal, una camisa blanca (que me queda grande) y un pantalón ajustado de camuflaje (que me queda pequeño), y unos zapatos, unas botas cafés para ser exactos, me las puse (y para mi sorpresa, me quedaban perfectas) y observe la cocina, vacía sin un solo plato de comida, era una casa pequeña, con un gran ventanal que me permite ver afuera, y una puerta gigante para el tamaño de la casa, una cama matrimonial y una cocina, un baño pequeño al fondo y un guardarropa. Me fui a duchar y use el baño, casi me había olvidado de el hambre que tenía, me vestí y salí del baño, guarde a BlackZone en mi pantalón, quizá habría algo de comer en las cómodas de la cocina, me dirigí a ella y vi algo en la mesa.
Un plato, lleno de frutas, manzanas, uvas, peras, todo.
¿Pero cómo...? No había nada antes de ducharme, todo es sospechoso, pero mi cerebro no trabajaba con claridad con el hambre que tenía.
Me comí las frutas rápido, deje 5 manzanas, en la cocina había una bolsa de plástico, así que las metí allí, después de eso, me acosté en la cama matrimonial dispuesto a pasar la noche ahí, frente a mi estaba el ventanal y podía ver la otra casa y la calle, la otra casa también tenía un ventanal gigante, cerré los ojos listo para dormir cuando escuche algo, algo como unas uñas pegando contra un cristal, como unos rasguños.
"Es un animal" pensé, "la curiosidad mato al gato" "¿Que pasa si te ve y se asusta?" "Te atacaría"
Pero la curiosidad me gano abrí los ojos lentamente y vi en el vidrio algo que no era un animal.
Era un hombre, un hombre con barba descuidada y pelo largo, sucio como sus manos y sus uñas con las que tocaba el vidrio, ropa hecha jirones y un cuchillo en su otra mano.
Pero lo más pertubador fue su cara, echaba espuma por la boca, tenía ojos distraídos, bizcos, y lo peor, su boca, el.....el hombre me estaba sonriendo.
ESTÁS LEYENDO
Amistades Rotas
Ficción GeneralDos amigos, casi hermanos, se pasaron la niñez y la adolescencia juntos en la región de Karonta, pero no entendían lo que pasaba realmente en el mundo, es el año 2057, y se esta produciendo la mayor guerra que se ha producido en la historia, los lle...