⚜️Cierre de puertas⚜️

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-¡Mi señor por favor, tenga piedad! El estúpido de Potter se ha ido, pero puedo remediar ese error.

-¿Remediarlo, Bella?-El hombre se encontraba apacible mientras se acercaba a la temerosa mujer.- Desde que te saqué de Azkaban estás remendando tus errores. Y yo debo de perdonarles uno tras otro. Todos mis mortífagos me han fallado, ¿Pero es que qué clase de inútiles son para no poder con unos adolescentes?

-Mi señor, tenga compasión. Él fue muy rápido.- Lucius se encontraba detrás de él, temblando por su destino. Un golpe resonó en la sala, Voldemort había tirado de un puñetazo a Lucius, Bellatrix comenzó a llorar, su punto de locura la hacía entrar en crisis muy rápidamente.

-Dame tu varita, Bella.

-¿Para qué mi señor?- Respondió entre sollozos.

-¿En serio estás cuestionándome ahora, Bella?- Sus ojos estaban demasiado rojos, sus puños apretados hacían entender que cualquier comentario mal dicho podría ser un detonante.

Bella le entregó su varita. Él le pidió también sus dagas y cualquier otro objeto mortífero que llevara consigo; sus anillos, cadenas y cordones. Bellatrix no entendía nada, pero uno a uno fue dándoselo a su amo. ¿Por qué no la golpeaba igual que a Lucius? Al contrario, estaba siendo apacible con ella.

-Acómpañame por favor.- Ella le siguió a una habitación que no conocía. El frío en las paredes le hacía entender que estabas cada vez más bajo tierra. ¿La regresaría a Azkaban? La respiración de Bellatrix ahora estaba entrecortada. Tenía mucho miedo y él podía notarlo.

-No Bella, no es Azkaban. Pero conociéndote podrás con esto también.

Al llegar él abrió la puerta y ella entró con temor. Temía lo peor, pero era mejor no decir nada. Unas luces se encendieron tras ella. Voldemort, en la ventana de la puerta le dijo muy despacio:

-Estoy muy cansado, Bella. Todos los días debo de buscar una forma de matar a ese maldito niño y mantener intacto lo que he conseguido. Y siento que mis mortífagos no me ayudan, al contrario, crean más problemas que yo tengo que solucionar. Y eso no me gusta.

-Mi señor...- La mujer quiso hablar pero el levantó su mano en son de silencio.

-Podría golpearte como a Lucius, o torturarte hasta que pierdas la voz. Pero no lo mereces, no eres como ellos. Sin embargo, debo de castigarte de alguna manera. Este cuarto no tiene magia, ni una pizca de la cual tú podrías hacer una gran llamarada. Te conozco, Bells. Te he quitado todo lo que traes para que no te suicides O mates.

-Pero si estaré sola, mi Señor. ¿A quién mataría que no fuera yo?- Su cabeza estaba agachada, tratando de ocultar sus lágrimas.

-Ese es otro detalle, no estás sola.- una luz en el rincón alumbró a una chica de cabello castaño demasiado esponjado, con su ropa hecha jirones de cara a la pared con los pies recogidos. Era Hermione Granger.

-Verás, no solo te castigaré si no que te daré una misión. Cuida a la sangre sucia.

-Mi señor no me haga esto, máteme, golpéeme pero no me encierre aquí con ella.- Bella cayó al suelo llorando.- Y mucho menos si no se me permite asesinarla.

-En eso aciertas.- puntualizó a la lugarteniente sin cambiar su tono de frialdad aunque ella estuviera desconsolada.- Ésta sangre sucia es la garantía de que Harry Potter estará donde queremos para poder atraparlo. Si ella muere o tiene alguna herida letal, entonces será el fin de la garantía. Por eso, debes de cuidarla, Bella. Mientras aprendes a no ser tan inútil.

Antes de irse Lord Voldemort entró forzosamente en la mente de Bellatrix, diciéndole en modo pausado y claro algo que le retumbaría en los oídos a Bellatrix por mucho tiempo.

-Ni un cabello Bellatrix tienes permiso para tocarle a esa chica. Yo regresaré luego, la comida y demás no les faltará. Esto no es nuevo para ti así que no te descontroles.

Bellatrix entonces, debía de convivir sin magia por un tiempo que desconocía, junto a una mujer cuya existencia era todo lo que ella aborrecía en el mundo y no podía dejar salir su instinto asesino ya que no quería más problemas con su amo. Esto, en su defecto, era lo peor que le estaba pasando.

La sangre pura se giró a ver a su compañera de celda, quién no se había inmutado a reaccionar sobre la previa conversación que había existido en aquella habitación, o a protestar por su abrumador destino. No, su posición seguía siendo la misma y estaba en un estado de shock conciente que daba mucho gusto a Bellatrix.
Es menester agregar que la chica fue torturada por la peligrosa bruja horas anteriores. Y aún seguía fresca la palabra "SANGRE SUCIA" en su mano.

Así que sin más Bella al ver que ella no se movería, se tomó un momento para disfrutar la situación de desamparo que Hermione vivía ahora. Sin entender que ella también la estaba padeciendo.

Ya no había Señor Tenebroso, Harry Potter o Dobby que pudiera ayudar. Solo estaban ellas dos y aquella habitación con ambiente carcelario que sería su hogar por muchísimo tiempo...

 Solo estaban ellas dos y aquella habitación con ambiente carcelario que sería su hogar por muchísimo tiempo

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