⚜️Pequeña ventana.⚜️

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Pasaban los días en aquella habitación y Bellatrix comenzaba a preocuparse. ¿Es que a caso su señor no la necesitaba? La guerra debía de haber avanzado notoriamente y al parecer no era necesaria en ninguna misión. Esto hizo que la bruja llegase a deprimirse mucho, ya que ella estaba hecha para la batalla no para ser niñera.

-Son las nueve de la mañana, Bellatrix. Ya ha llegado el desayuno.- Hermione aprendía a esperar, de hecho se sentía muy conforme en aquel lugar. Le estaba gustando hablar con su compañera pues no tenía que explicarle cada cosa como a sus amigos.

-No quiero comer, no estoy de humor.

-¿Pero cuándo lo haz estado?- Respondió Hermione que ya manejaba el sarcasmo a la hora de hablar con Bellatrix.

La Sangre Pura se levantó de la cama, con unas ojeras espantosas y el ceño fruncido, estaba de mal humor definitivamente. Pero Hermione no se iba a dejar intimidar.
Tomó un plato y se acercó a la cama, sentándose al frente de la casi desnuda Bellatrix. Que por lo general, dormía vestida para la batalla, pero estando allí, no había muchas sorpresas que fueran merecedoras de levantarse ya preparada.

-¿Qué es eso?- Dijo indiferente.

-Pastelillos de calabaza.- Dijo orgullosa Hermione.

-¿Past...? Eso no es lo que nos mandan a comer. ¿Cómo los hiciste? ¿Tienes magia?- Bellatrix comenzaba a sulfurarse, realmente extrañaba usar magia.

-Wo, wo, wo, tranquila adicta. Nos han mandado una calabaza para hacer en jugo, yo la he utilizado para hacer pastelillos. ¿Quieres o no?- Le puso en frente, cuando Bella iba a tomar uno, Hermione bajó el plato y le dijo.- Entonces levántate y cambia esa cara de trasero de Dumbledore.

Bellatrix no pudo no reírse, era un buen chiste. Cada vez le agradaba más estar con ella, tenía un humor negro igual que el suyo. A veces sentía pena del hecho que al salir seguirían compitiendo una con la otra. Pues Hermione se estaba convirtiendo en algo parecido a su amiga. De le olvidó que estaba triste por su Señor.

Bella se levantó, tendió la cama y se fue directo al baño. Sin embargo, olvidó cerrarla completamente. ¿O no?
En fin, el punto es que comenzó a desvestirse y el panorama le queda demasiado claro a Hermione. Vio su perfecta espalda, tan marcada y estilizada. Sus piernas eran muy contorneadas y esbeltas, sus senos tenían la forma perfecta y voluptuosa que le gustaba a Hermione. En un momento dado, Bella soltó su cabello y sus ondas cayeron hasta tocar su trasero. Hermione sintió un escalofrío.

-Si vas a seguir viéndome así tendré que empezar a cobrarte.- Habló Bella desde el baño.- No me des más razones para matarte, ¿Está bien?

Del susto Hermione dejó caer su pastelillo. Que idiota fue. ¿Por qué estaría viendo a la mujer que mató a Sirius y quería destruirlos? ¡Ese lugar la estaba haciendo olvidar quién era realmente ella! Necesitaba salir de una buena vez. Si no terminaría pidiéndole matrimonio con un anillo en un dedo cercenado.

Bella, ahora con un vestido aterciopelado negro se sentaba a probar la comida de Hermione.

-Están buenos.- Dijo atragantada.- No como los de mi madre, pero están bien.

-¿Tu madre cocinaba?- se interesó Hermione olvidando que iba a ser lo más cortante con la bruja. Adiós auto-control.

-Mi madre era estupenda en la cocina. Nos hacía pastelillos a Andy y a mí cuando íbamos de vacaciones. Le gustaba también hacer chocolate con un poquito de canela.

-¿Andy?- siguió intrigada Hermione.

Entonces la cara de Bella cambió repentinamente. Se levantó y se fue a la cama.

«You Find Me»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora