La guerra seguía su curso. Lord Voldemort ahora controlaba el Ministerio y se hacía paso a la conquista del Mundo Mágico que le faltó la última vez. Harry Potter y sus amigos se dedicaban a la búsqueda de Horrocruxes. Un fatal error los llevó a la...
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El ambiente se volvía más tenso con cada segundo que Voldemort pausaba su respuesta. Se sentía que el aire se cortaba, que faltaba el oxígeno. Todos estaban a la expectativa de que él hablara... Parecía ilógico. ¡Deberían de matarlo de una vez! Está justo ahí, indefenso, sin magia. ¿Por qué seguir prolongando el final? Pero entonces, como Bellatrix sabía lo que todos estaban pensando, decidió petrificarlos parcialmente: podían hablar pero no agarrar su varita. Aunque ella quisiera también terminar con él, no podía hacerlo. No hasta que su pequeña estuviera a salvo, no hasta que pudiera hablarle y pedirle perdón y recuperarla.
—¿Sabes a quién voy a elegir? ¿No, Bellatrix?_ Voldemort sonreía con sorna. Todos eran débiles, el amor los hacía inferiores.
—Por un tiempo sí lo supe. Pero hoy sé que sacrificarías a cualquiera por llegar a tus fines.— Bella no se quebraría ante él.
—¿Y tú no?—El hombre había tomado una decisión. Si él iba a pelear con alguno de los dos, tendría que ser con sus propias condiciones, en su propio campo de juego. No con la magia limitada por Bellatrix. Ya que cabía la posibilidad que cuando él tirara un mortal hechizo este simplemente no surtiera efecto porque así lo quería algún Lestrange. No, ya tendría tiempo para su venganza. De igual modo, el epicentro de la guerra de acercaba y estaba seguro que vencería.
—No si tengo que traicionar a la persona con la que yo trace para llevar a ese fin.— Miró a Harry.— Quítate de ahí pequeño cerdito.— Harry Potter se enojó por esto.— Él no atacará. No tiene las agallas.
Y así fue. Él se quedó de espaldas mientras Harry, Bellatrix y Rodolphus con Hermione en brazos abrían la puerta, así sin más.
Todos salieron; uno por uno, ignorando a quien dejaban atrás. Si alguien más, querido lector, viera esto no sabría con qué sorprenderse más: sí con el hecho de que estas cuatro personas no tenían miedo al hombre que todos los días mataba y desaparecía a más de cien magos. O el hecho de que este mismo hombre no se inmutara en atacarlos.
Sin embargo cuando salieron todos y faltaba Bellatrix por hacerlo, Voldemort apareció delante de ella y le dijo con voz gélida.
—Te vas arrepentir.
—Oh querido, puede que sí como que no. Igualmente, esto no es de tu incumbencia.
***
Ahora todos estaban e la mansión Lestrange: Harry Potter, Ron Weasley, Bellatrix y Rodolphus se encontraban en la planta baja tomando algo para aligerar los nervios. Mientras que, en la habitación de la bruja mayor, se encontraba Hermione, aún inconsciente.
—¿Entonces emboscaron a Snape?— a Bella el solo pensar en Snape acorralado sin saber qué hacer le causaba mucha gracia.
—Sí, entre Ron y yo le hicimos una trampa. Estaba pidiendo ayuda a Voldemort y luego a Dumbledore.
