42. "Sin emoción alguna"

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Bajamos los dos pisos agarradas de la mano. Si nos perdíamos ahí si que estábamos en problemas. Cuando llegamos al primer piso pocas luces alumbraban el pasillo. Eso significaba que Jack había podido parar la hemorragia.

- ¡Corre!-le ordené a Jenna al ver que el tipo se encontraba frente a nosotras-, no pierdas el tiempo. Me quiere a mi, corre, ve por el auto.

Mi amiga salió corriendo a la puerta de entrada. La única que se encontraba abierta. Jack ni se gastó en seguirla o pararla. Lentamente se acercó a mi, podría correr pero sabía que podía hacerlo cuando quiera ya que con una patada en donde lo había cortado le haría doler lo suficiente como para soltarme. Se acercó a mi y me agarró por el cuello golpeándome la cabeza contra la pared. Me desequilibre un poco pero cuando pude volver en si me di cuenta que no debí dejar que se me acercara.

- Mira el lado bueno, Ambar, podrás reencontrarte con tu padre. Se divertirán juntos.

- Viejo estúpido-murmuré-, si piensas que haciendo esto mi madre querrá estar contigo estás muy equivocado. Ella va a amar a mi padre siempre.

Me golpeó la cabeza nuevamente contra la pared causándome un mareo más fuerte. Necesitaba patearle la herida lo antes posible porqué si no quedaría inconsiente. Busqué la fuerza en mi pierna y lo golpeé. Enseguida soltó el agarre de mi cuello dejándome escapar.

- ¡Maldita hija de puta!-gruñó mientras gemía de dolor. Sabía que no tenía mucho tiempo para escapar. Si me dirigía para el lado de la puerta principal me atraparía ya que el dolor no duraría mucho.

¿En donde se encontraría Jenna ahora? Estaba segura de que si se encontraba en el auto ya había llegado a la comisaría para contarle lo que estaba pasando. Aunque si lo decía con la verdad estaríamos en graves problemas. Está prohibido entrar a la escuela después del periodo de clases a no ser que sea con el permiso de algún profesor. Sabía que la puerta del gimnasio estaba abierta, no tenía cerradura para cerrarse. Apuré el paso ya que sentía el troté de Jack por detrás mio. Abrí la puerta de golpe. Todo estaba igual de oscuro que en el pasillo. Ahora sí, definitivamente estaba acabada. No había salida, no había otra puerta de salida en ese lugar para que pueda escapar. En pocas palabras podría decir que estaba encerrada con un asesino.

- Veo que te has encaminado a la muerte-comentó riendo mientras se apoyaba en la puerta-, bueno... ¿alguna palabra que quieras decir antes de morir?

- No lo harás.

- ¿Crees que no podré hacerlo?-me preguntó incrédulo-, he matado a tu padre y una larga lista de personas más. ¿Enserio piensas que matar a una jovencita de diecisiete años podría causarme algo?

No respondí. Jack se acercó a mi apuntándome con el arma. Estaba a unos diez centímetros de distancia cuando vi una sombre por detrás de el. No puedo decir que una ola de alivio recorrió mi cuerpo ya que en este momento nada podría tranquilizarme. Estaba segura de que Jai se encontraba detrás de el. Lamentablemente la jugada le salió mal y Jack se dio cuenta de que alguien más además de nosotros se encontraba allí. Las luces del lugar se encendieron gracias a Jai y pude verlo duro como un piedra mirándolo.

Se acercó a mi y me tomó del cuello apuntándome con el arma en la cabeza. Miraba a Jai tratando de buscar algún gesto de ayuda o alguna idea pero ninguna emoción se reflejaba en ellos.

Caring From Heaven. [Jai Brooks]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora