3.¿Limario?

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Jennie aun no entendía en que momento su cuerpo tomo esa iniciativa, pero aun seguía sobre la rubia, al igual que ella, la rubia no se movía, no hablaba, no emitía el más mínimo sonido o movimiento.

Aún seguían a oscuras, pero sentían que sus rostros estaban demasiado cercas ya que podían sentir la respiración cerca de cada una, hasta casi rosar sus labios.

Justo cuando Jennie atino a disculparse con la rubia, otro estruendoroso ruido causado por la tormenta lleno la habitación donde ambas estaban, Jennie inconscientemente dio un pequeño brinco y se abrazó más a la rubia. Lisa solo atino a tomarla por la cadera y a apoyar su cabeza en el hombro de Jennie.

—P-puedes… tu me… yo estoy… puedes levantarte por favor? — Lisa pregunto finalmente, no era que le molestaba, era solo que había algo que estaba despertando gracias a la chica de ojos felinos. Al parecer Jennie lo estaba notando, y con los ojos como plato, y algo nerviosa por lo que estaba sintiendo, no encontraba reacción en su cuerpo.

—S-si, lo hare, pero… —claro la castaña siempre tenia que estar al tanto de todo y no podía quedarse con la duda de que era aquel gran bulto que sentía exactamente debajo de su centro. —Traes contigo aquel aparato grande que es como un celular? —

—N-no… eso no… eso… es un teléfono satelital… es para comunicarnos con… con Irene… porque…—  

—Manoban..— la voz dulce de Jennie la detuvo, aun no entendía del todo el porque su voz se volvía tan dulce ante aquella chica rubia. —Solo dime si lo tienes contigo. —insistió. Lisa solo negó. —Manoban asumo que estas negando, pero recuerda que no te puedo ver por la oscuridad que hay. — que, por cierto, aunque no quisiera aceptarlo, le asustaba.

Jennie aun insegura de lo que se trataba aquel bulto, movió sus caderas lentamente de adelante hacia atrás haciendo un poco de fricción con la rubia, tratando de averiguar que era. La castaña ahogo un gemido , mordiendo su propio brazo, ya que la fricción le alteraba mas a ella debido a su desnudes. Aun que su toalla no allá caído, al estar a horcajadas sobre la rubia, toda su intimidad estaba desnuda sobre el pantalón de la rubia.

Lisa jadeo e hizo más fuerte su agarre sobre la castaña para detenerla. —No lo hagas por favor — dijo casi rogando.

—E-esta bien pero, Manoban, esta oscuro, hay tormenta y hace mucho frio, no quiero dormir sola… — dijo Jennie levantándose de encima de la rubia, pero aun con una mano sobre el hombro de Lisa, pues realmente sentía miedo. —Puedes dormir hoy aquí conmigo? —

—No… eh… no Jennie , no puedo — decía algo mas nerviosa de lo normal. Jennie sintió el nerviosismo en la negacion de la cabeza de la rubia y se acerco tomando con sus manos delicadas, ambas mejillas de la rubia parando el movimiento.

—Por favor, tengo miedo. — y nuevamente la castaña no entendía como aquella rubia podía cambiar completamente su manera fría y orgullosa de ser, a una dulce y sincera con sus miedos.

Dicho eso, en cuestión de segundo Lisa tenia a Jennie entre sus brazos, en un cálido y protector abrazo. —Esta bien, me quedare, no tengas miedo, aquí estoy — o la rubia tenía un lado protector muy desarrollado o le dolía sentir a Jennie temerosa y asustada. Definitivamente, eran las dos cosas.

Aunque Jennie aun no asimilaba bien lo que estaba sucediendo, solo se dejo llevar, se sentía mas que protegida, llego a sentir que hasta, en aquel abrazo habían sentimientos hacia ella, o quizás de ambas.

Lisa acompaño a Jennie al armario para ponerse un pijama, luego se dirigieron hasta la cama y así se acostaron y durmieron una a cada lado de la cama. Solo se tocaban por las manos agarradas que Jennie entrelazo con Lisa para sentir que estaba con ella.

Aquellos ojos felinos / Jenlisa g!pDonde viven las historias. Descúbrelo ahora