Especial 4/?

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Mis tacones resonaban por toda la sala llamando la atención de todos los países que se encontraban allí. La mujer tenía una mirada fría, con el ceño fruncido, los hombres sintieron un escalofrío al verla y pronto se callaron y se sentaron, pues antes estaban discutiendo.

- T/N, ¿darás la reunión de hoy?.- cuestionó sonriente España.
- Si.- contestó seca, fulminándolo con la mirada.- así que exijo que se callen y no me interrumpan. Si quieren opinar algo. Levanten la mano.

Todos estaban sorprendidos con el cambio tan repentino de la mujer, pero en vez de contradecirlas preguntarle si se encontraba bien, decidieron acatar sus ordenes y callarse. Fue la primera reunión mundial más callada y tranquila de todas. Al terminarla, mientras T/N guardaba y acomodaba sus papeles, America levantó la mano.

- ¿Qué es lo que quieres?

El tono de la bella mujer era tan frío que todos se sintieron intimidados. America tragó saliva y después comenzó a hablar con voz temblorosa.

- ¿q-qué hay d-de nuestra cita?

Gran error America

T/N dio un estruendoso golpe en la mesa haciendo dar un brinco a todos los presentes. Se acercó a él con paso rápido y lo miró de manera fulminante.

- ¿en serio? ¿Realmente crees que te lo mereces?
- Bueno...yo...n-no...
- si, eso creí.

Y sin más, se fue de la sala, dejando a todos boquiabiertos a excepción de Mariana. Todo aquello había sido su plan. Su propósito era calmar a los chicos de alguna manera, y la única forma de hacerlo según Mariana, era tratándolos mal, aunque claro, no todos lo merecían, es por ello que la cita de hoy sería con Canadá pues siempre se había portado bien con ella y no había hecho ningún desastre.

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- ese fue un gran cambio T/N, me sorprendí y asusté demasiado.- comentó Canadá con tranquilidad, mientras le entregaba una taza de chocolate caliente y un plato con tres hot cakes con mantequilla y miel de maple encima.
- si, fue la idea de Mariana. Estaba muy deprimida porque no sabía que hacer ya que todos estaban pelando entre sí, así que Mariana me animó un poco y me dio la idea. Dijo que la única forma de calmarlos o que dejaran de sentir algo por mí sería de esa forma.- respondió la mujer para luego suspirar.
- tiene razón de alguna manera...por lo menos con los demás.- sonrió.
- ¿con los demás?.- ladeaste la cabeza curiosa.
- si, porque tal vez no funcione con Alemania o conmigo.
- ¿por qué lo dices?
- porque Alemania sigue en el hospital y no sabe de esto, y porque yo sé que estás fingiendo.

T/N pensó un momento. Vaya que Canada tenía razón, era realmente inteligente. Durante las primeras reuniones no lo pudo conocer bien pues era muy tímido, pero poco a poco fue abriendo su corazón con ella y notó que era un gran chico. Era respetuoso y amable, sin embargo jamás podía opinar algo ya que nadie le hacía caso, claro, hasta que llegó T/N, quien se percató que la inteligencia del canadiense era sorprendente. Era como un genio, pero muy tímido.

- ¿por qué crees que les haya gustado a todos? Contándote...

Canadá la miró y después bajó la mirada, intentando argumentar alguna respuesta coherente. Luego sonrió y la volteó a ver.

- porque eres única. Eres hermosa, tienes buen cuerpo, tienes unos sentimientos muy lindos, eres muy inteligente y entre otras muchas cosas.

Tus mejillas se tornaron de un color escarlata, estabas feliz pero aún así te avergonzaba el hecho de que dijeran cosas tan dulces de ti.

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