- ven conmigo maldición.- dijo el italiano con el ceño fruncido mientras jala tu muñeca hasta adentrase por completo al armario.
El siguiente con el que te tocaba era nada más y nada menos que Romano, el italiano con una pésima actitud y personalidad. Tan rápido como habían sacado su objeto característico, Romano se acercó a ti para tomar tu muñeca y empezar a jalarte al armario.
- maldición, ni siquiera quería jugar.- se quejó cruzándose de brazos y acomodando su saco rojo (estaba vestido de demonio junto con Italia), luego de que cerraran las puertas del armario.
- ¿entonces por qué estás aquí?.- cuestionaste curiosa y confundida.
- ¿acaso no es obvio? ¡Es por tu culpa, maldición!
- ¡¿Qué?! ¿¡Por qué!?
- ¡me molesta que los demás se metan aquí solo para estar contigo! ¡Me pone furioso! ¡Así que yo también me uní al juego, maldición!
Ladeaste la cabeza confundida. ¿Eso significaba que también le gustabas o que también estaba enamorado de ti? Te quedaste callada por tantos segundos que Romano se enojó y comenzó a gritar que quería una respuesta. No podías verlo pero estabas 100% segura que estaba completamente sonrojado. Reíste de solo pensarlo, calmándolo y distrayéndolo con tu bella risa que era como una hermosa melodía para él.
- Romano, nunca creí que llegaras a ser alguien tan lindo.- te burlaste divertida y enternecida.
- ¡cállate, maldición! C-Cómo sea...¡¿por qué dejaste que el imbécil de Prussia te dejara tantas marcas en el cuello?!
- ah...b-bueno...y-yo...
- ¿acaso te gusta ese idiota?
- ¿Q-qué? P-por supuesto que n-no...
- ¿por qué tartamudeas?
El tono de Romano había cambiado casi por completo. Podías notar que se encontraba realmente furioso. Sentiste como se acercaba aún más a ti, hasta rozar su pecho con los tuyos. Su cabeza se pegó a la tuya y podías oler el delicioso aroma que lo caracterizaba.
Y su aliento, oh dios, olía tan bien, un dulce aroma frutal sin embargo no reconocías las frutas exactas. Estabas realmente distraída que perdiste la noción del tiempo.
- ¡Su tiempo ha acabado!
America abrió las puertas mostrando una escena bastante comprometedora. Romano estaba pegado a ti, tomando tu barbilla. Tú estabas algo aturdida y perdida por lo anterior. Romano chasqueó la lengua y de mala gana salió del armario, después te ayudo a salir a ti.
- ¡muy bien! El siguiente objeto es...- buscó.- ¡oh! ¡Un garfio!
- ¡es mío!
España se acercó a America con una gran sonrisa en su rostro, tomando su garfio y poniéndoselo nuevamente en la mano. Luego se acercó a ti para tomar tu mano, esto por supuesto que te sorprendió pues fue algo repentino, así que también te hizo sonrojar.
- ¡vamos al armario!
- ah...s-si...
Ambos se adentraron al armario para adentrarse al armario. Escuchaste como España se movía hasta quedarse quieto, así que dedujiste que se había sentado. Tú hiciste lo mismo porque sería más cómodo.
- siento moverme tan bruscamente, probablemente te esté incomodando.- rió algo nervioso y avergonzado.- soy algo torpe cuando estoy contigo.
- no en realidad. Espera, ¿por qué lo dices?
- Bueno, creo que...tengo sentimientos hacia ti...me gustas mucho, digo...estoy enamorado de ti...
- ¿pero por qué? Hay muchos países mujeres, ¿por qué yo?
- el genero no me importa...solo...que tú tienes algo especial. Algo único y especial que otras personas no tienen.- suspiró.
Eso fue realmente lindo...tu corazón comenzó a latir con rapidez y fuerza, y tus mejillas se habían tornado de un intenso escarlata. Suerte que no podían ver nada por la carencia de luz. Estabas tan perdida en tus pensamientos que no te diste cuenta cuando España tomó tu mano para besarla y después entrelazarla con la suya. Esto aceleró aún más tu corazón.
ESTÁS LEYENDO
Hetalia One-shots
ספרות חובביםEstas serán mis primeras historias en Wattpad! Espero que les guste (≧∇≦)
