Capitulo 38

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Después de haber visitado a Ana en el hospital y haberme asegurado que se encontrara dentro de todo bien, me despedí de ella y me marché junto a Liam que me alcanzó hasta el departamento porque le quedaba de paso ya que que tenía que pasar a busca...

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Después de haber visitado a Ana en el hospital y haberme asegurado que se encontrara dentro de todo bien, me despedí de ella y me marché junto a Liam que me alcanzó hasta el departamento porque le quedaba de paso ya que que tenía que pasar a buscar a su novia al trabajo.

Ya estando en el departamento, seguía preocupada por Ana. Temía que Frank volviera y le hiciera algo malo.

Pero con Liam tampoco le dijimos nada sobre él porque ella directamente nunca se enteró que Frank la llevó a otra habitación y si le decíamos tal vez se iba a alterar o no sé, no queríamos asustarla.

Durante la tarde y parte de la noche, no tuve noticias respecto a Damon.

Me quedé en el sillón esperándolo para pedirle disculpas por todo lo que había ocurrido. Me sentía realmente mal por haberlo echado, de algún modo, la culpa porque él no tenía por qué defenderme. Además, ya bastantes problemas tiene con el estado de salud de su padre, para que yo le venga a decir esas cosas.

Pasando medianoche, mis párpados empezaron a pesar y el sueño comenzó a invadirme hasta que de pronto se me hizo imposible mantener los ojos abiertos y me quedé dormida en el sofá con la cabeza apoyada sobre el almohadón.

Me removí en el lugar cuando oí la puerta del departamento cerrarse

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Me removí en el lugar cuando oí la puerta del departamento cerrarse. Al verlo, me senté en el sofá y cuando estuve a punto de decirle algo, lo vi dirigirse hacia mi habitación. No llegué a ver si no se había percatado de mi presencia en el sofá o simplemente me ignoró.

Sin decir nada, esperé a que saliera pero cuando pasaron varios minutos llevé la mirada al reloj.

2:39 A.M.

Dejando la manta a un lado, me levanté y me encaminé hacia la habitación y cuando estuve por ingresar me choqué con él que estaba por salir de allí.

Miré un segundo hacia otro lado tratando de evitar su mirada que estaba sobre mí hasta que de pronto miré la maleta que estaba junto a él.

-¿Qué...?-comencé a decir mirándolo pero me interrumpió. Su mirada azulada me causó un escalofrío en mi columna vertebral.

-Me voy.-habló fríamente.

-¿Por qué? Si es por lo del restaurante...

-No todo gira alrededor de ti.-Fruncí el ceño cuando lo vi tambalearse un instante.

-¿Estás borracho?

-¿Qué importa? Déjame pasar.-me hizo un movimiento con la cabeza para que me hiciera a un lado.

-¿A dónde vas a irte así?-lo señalé haciendo referencia a su estado.

-No es asunto tuyo.

Su indiferencia provocó que el enojo regresara de nuevo. Encima, yo estaba decidida a pedirle disculpas por lo de hoy pero con su actitud ya ni pensaba hacerlo.-Bien. Vete.-me hice a un lado para que pasara y cuando lo hizo casi se cayó sobre mí al tambalearse por segunda vez.-No vas a llegar ni a la esquina estando así.-percibí el aroma a alcohol que tenía hasta en su vestimenta.

-¿Puedes dejar de meterte en asuntos que no te incumben?

Alcé las cejas por sus palabras.-Solo dije...-volvió a interrumpirme.

-No quiero oírte, Kiara.-Se enredó con sus palabras mientras trataba de llevar la maleta hacia la puerta.

Cosa que no pudo porque se llevó puesto un cuadro que estaba colgado y que si no fuera porque llegué rápido, se hubiera caído al suelo.

Era una foto de Ana junto a un señor que seguramente era George.

Su primer esposo, el que falleció.

-No puedes irte así.

-Sí que puedo.

-¿Cuál es tu jodido problema?

-Ninguno.

-Pues parece que sí.-coloqué mis manos en mi cintura.

-Basta, Kiara.

-No, dime. Ni siquiera te dije dos cosas que ya me respondiste mal.

-¿Puedes dejar de hablar?-llevó los dedos a sus sienes.-Me duele la cabeza.

-Voy a dejar de hablar cuando...-me silenció estampando sus labios sobre los míos.

Por un momento me quedé quieta hasta que comprendí lo que estaba sucediendo y diablos, sí que me había callado.

Por un momento me quedé quieta hasta que comprendí lo que estaba sucediendo y diablos, sí que me había callado

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ORFANATO SPRINGFIELD © (En proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora