Capítulo 19

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—Abuelo, no creo que...

—Adelante Chris. Cómo te enseñé... Sin piedad. No te contengas –el joven tragó duro y encaró a la princesa. Azura tenía una mano en su espalda y sostenía con firmeza la espada en la otra, su expresión era calmada, tenía confianza pero estaba abierta a cualquier cosa que pudiera pasar. Sin embargo, su plan no era vencer a Chris, sino dejar en claro que no iba a dejarse chantajear ni humillar por nadie, ni siquiera por un rey. Chris respiró profundo y se puso en posición.

Él fue el primero en atacar, corrió hacia ella pero al ver que Azura no se movía aflojó el pasó, le soltó la espada pero ella bloqueó con facilidad. La princesa solamente daba pasoscortos y lograba esquivar con facilidad las estocadas. Con su mano libre cubría su abdomen un poco abultado cuando era necesario.  Transcurrieron unos minutos hasta que Chris notó que ella no lo atacaba, solo se defendía y esquivaba. Ella lo dejaba hacer todo el trabajo duro. Jadeaba por el esfuerzo, frustración y cansancio previo, pero no se rendía. Claro que no iba a hacerle daño, pero tampoco quería decepcionar a su abuelo. En un momento, Azura tomó impulso, la espada en ambas mano y comenzó a atacarlo a una velocidad impresionante para ser una mujer. Visualizó todas las arterias y venas del cuerpo humano en el joven jadeante frente a ella. Soltó un espadazo el cual Chris a duras penas bloqueó, sin perder tiempo, le soltó otro a la muñeca haciendo que el chico soltara la espada, el joven cayó hacia atrás y Azura lo apuntó a la cara con la espada. El chico abrió los brazos mirándola a los ojos.

—Adelante, princesa. Termine conmigo –Esperó por su reacción de arrepentimiento, propia de cualquier otra princesa que hubiese conocido. Pero ella sonrió, hizo amago de clavarle la espada en el pecho, él cerró los ojos.

—¡Chris! –gritó su padre, pero al no sentir nada, abrió sus ojos. La espada estaba a centímetros de su pecho, el cual se movía hacia arriba y hacia abajo por las fuertes respiraciones. Azura retiró la espada y miró al rey quien tenía los puños fuertemente cerrados, la princesa entonces miró al príncipe Christopher.

—Alteza... –el hombre la miraba atónito, conocía a la perfección los rumores de que era precisamente ella quien entrenaba a sus guardias pero hasta ese momento no se lo creyó. El rey lo miraba fijamente, pero el hombre lo ignoró y caminó hacia la princesa.

—Entonces los rumores son ciertos. Mi hijo es experto en el uso de la espada, y has logrado vencerlo. Jóvenes –miró a Kyle y Ray –, harán todo lo que la princesa les ordene, tú también Coeli –los tres asintieron. Azura le hizo una reverencia completa y regresó a la estantería de las armas, Chris seguía viéndola sorprendido.

Al estar en los pasillos, Coeli se apresuró a revisarla mientras los dos chicos caminaban detrás de ella, al estar todos dentro de la habitación, Azura los abrazó, la mucama la miró asustada y sin entender.

—No saben cuanto me alegra verlos, chicos.

—El sentimiento es mutuo, alteza –dijo Kyle y besó su mano.

—¿Qué hacen aquí?

—El príncipe Mark nos envió para cuidarla, pero con esa demostración de espadas, es usted que nos va a cuidar a nosotros –Azura rió y acarició la mejilla de Ray con ternura –Ah, por cierto. Esto es de parte del príncipe –se extendió una hojita doblada un poco arrugada, Azura la tomó y la leyó.

"21, 5, 1, 13, 16. 21, 5, 20, 1, 12, 23, 1, 19, 5"

Azura sonrió, y parpadeó para dispersar las lágrimas.

—Gracias chicos. Por cierto, ella es Coeli, era la mucama del príncipe Nathaniel –ella los saludó nerviosa –. Coeli, ellos son Kyle y Ray, guardias del Castillo Miller, y mis amigos de la infancia.

¿Rey? |#2| © TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora