Ángela
Me desperté sonriendo fuertemente. ¡La vida puede ser maravillosa un montón de veces! ¡Shawn lo es! ¡Mi vida está completa! ¡Ahora...¿pero qué?!
Cuando me giré, me encontré un pie en mi cara. Un pie. Seguí el rastro del pie para llegar hasta una cabellera castaña que se esparcía por mi cama. Entonces me acordé de que ayer, cuando Bambi vino todo loca a avisarme de lo de twitter, se quedó dormida en mi cama y no hubo manera de despertarla.
Moví su pie para que no estuviera en mi campo de visión y cogí el móvil para volver a darle las gracias a Shawn y luego hablar con mis españoles favoritos por WhatsApp. En cuanto abrí el móvil, descubrí que Laura tenía vida nocturna y había visto lo de Shawn, ya que tenía como ochenta mensajes de ella. Riendo, le respondí.
- ¿Qué hora es? - preguntó una adormilada Bambi.
- Las diez y media - respondí mirando el móvil.
Bambi enterró la cabeza en la almohada que había estado abrazando toda la noche. Yo, contagiada por su flojera, dejé el móvil y me removí para encontrar una postura cómoda y dormir un poco más.
- ¿Ángela? - murmuró Bambi.
- ¿Mhm? - no, no trataba de imitar a Brent, sólo me daba mucha pereza hablar.
- ¿Cómo he acabado en tu cama?
- ¿No te acuerdas?
- Sólo tengo el recuerdo de un bonito sueño en el que Shawn y Jack Gilinsky me hacían la persona más feliz del mundo.
Me reí con ganas. La verdad, sólo conocía a Bambi de unas horas y me ha encantado, y a mí no me suelen agradar las personas a la primera de cambio. Laura fue una excepción, y Lucía y Bambi también. Thomas iba por el camino, y la madre de los mellizos también. Dios, Irlanda es maravillosa.
- ¿Por qué te ríes? No tiene gracia soñar esas cosas - refunfuñó Bambi incorporándose y poniendo morros.
Su cara era tan graciosa que me reí aún más fuerte, lo que provocó que la puerta de mi habitación se abriera y dejara paso a un Thomas somnoliento con el pelo despeinnada. Y vestido únicamente con un pantalón de pijama. Me puse colorada, pero como me estaba riendo cual foca epiléptica no se me notó.
- ¿Qué demonios le hace tanta gracia? - le preguntó él a Bambi.
Ella se encogió de hombros y volvió a ponerse de morros justo cuando había logrado bajar el tono de la risa. Mala idea, porque volví a reírme. Entonces, Thomas se percató de lo que me reía y se fijó en la cara de su hermana para reír conmigo.
- ¿Pero por qué todo el mundo se ríe de mi desgracia? - se lamentó ella.
- ¿Desgracia? ¿Qué desgracia? - se extrañó Thomas - Ahora mismo estábamos riéndonos de tu cara.
- Pues mira, he soñado que me levantaba como a las... espera, ¿de mi cara? ¿Os estáis riendo de mi cara?
Thomas y yo nos miramos y estallamos en carcajadas por enésima vez. A este paso se me va a gastar la risa, en serio. Con la manga de mi pijama me limpié unas lágrimas que se escapaban de mis ojos debido a la risa.
- Ay - suspiré cuando conseguí parar de reír.
Bambi me miró con cara de pocos amigos. Y luego hizo lo mismo con su hermano, que tenía la cara roja de risa.
- Mi querida e ingenua Bambi, no has soñado nada de eso - habló Thomas después de parar de reír.
- ¿Ah, no? ¿Ahora me vas a decir lo que sueño?

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Do we wanna know?
HumorNo sé yo si quiero saber cómo llegasteis a esto, pero... ¿qué más da? ¡A divertirse!