Obscuros Momentos

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3 años más han pasado, y con ellos, Levi ha dejado de ser aquel ángel lindo y tierno que alguna vez lo fué; con sus ya 15 años, a comprendido la situación.

Mientras allá arriba están tranquilos en la espera de que el príncipe cumpla los 18 años; y el que está perdiendo la cordura es Levi, los mismos sujetos lo tratan como su muñeco de trapo, gozando de su debilidad como omega en celo, porque bien saben que aquel pequeño ser, tiene una gran fuerza cuando no está sumido por su instinto; la última vez que lo tomaron y el último día de su celo, Levi se reveló contra aquel demonio de horrenda cara y cuerpo repugnante, (un Minotauro), le pateó los huevos y le metió tremendo puñetazo que le partió una muela del lado derecho de la mandíbula. Evidentemente obvtuvo unos cuantos de vuelta, pero ni eso lo detuvieron.

Últimamente han decidido en vendarle los ojos, atarles las alas como las muñecas. Porque cada ves que se le acercaban, dejaba salir un gran estruendo gruñido, para alejarlos e intimidarlos.

Los demonios arriesgaron todo para poder domarlo; pero como están a poco de coronar al príncipe heredero, no lo han tocado, por su propia seguridad. Lo bañan todos los días para eliminar todo rastro de olores de los alfas; y también se han tenido que contener aquellos mutantes para no devorarlo.

-maldición, estoy en celo, pero no puedo follarmelo.

-calmate. Toma, aún queda poca de esas pastillas que dió el Rey. Pasado mañana baja la estúpida Carla -le entrega una pastilla- cae mal.

-bueno, el omega fué nuestro de primero, aquel crío no le hará lo mismo como nosotros. ¡Hey tú! -llamó el énte a Levi, que aún estaba atado y cegado por una venda. Ni ladeo la cabeza para responder- maldito, cuando salgas, seguirás siendo de nosotros. Y ya sabes lo que te haremos si abres la boca.

-callate cerdo de mierda- ladró el Ángel- me vale lo que hagan, voy a  decircelo a aquella mujer cuando venga -se recuesta mejor en la cama.

-¿q-que?, Hey, no lo harás pedazo de mierda. Morirás si dices algo.

-De igual forma moriré... Ahora cierren el maldito hocico que quiero descarsar.

-eres un puto pedazo de escoria, te aprovechas porque no te podemos tocar- habló el otro.

-¡dije que se callen! -gritó de nuevo Levi.

Al poco tiempo el calabozo estuvo en silencio.

Se acabaron los días de celo de Levi, los cuales los demonios se fueron calmando con sedantes que consiguieron por algún lado.

Dentro del enorme castillo, estaba el príncipe, el futuro heredero del inframundo. Con sus ya 18 años, el Rey Grisha del inframundo, travado por muchas cosas, que como líder del inframundo debe organizar la boda de su cría menor.

-¡Eren! -llamó el Rey- EREN!! -gritó está vez, en su alcoba.

-¿que necesitas? -respondió aburrido el alfa, llegando al lugar.

-pronto será tu cumpleaños, así que quiero que vayas, y te quedes en tu habitación, sin salir, hasta que todo esté en orden.

-no me repitas lo que ya sé- da media vuelta y se va. -joder, detesto mi vida, ¡mierda!.

Últimamente los padres de Eren, lo habían dejado encerrado en el Palacio, y más que todo bien vigilado para que no se escape de algún lado del Castillo; si bien sabe Grisha que Eren puede escaparse e ir a arriesgarse al cielo y que lo capturen los ángeles alfas, o más que todo se suicide.

A Eren no se le a dejado de crecer el cabello, por lo cual lo ata con una liga, recomendado por su padre, también ha experimentado nuevas cosas por ser sangre de una bestia y un águila; sus ojos esmeralda, cambian a un fuerte dorado, cuando lo hacen enojar al punto de asesinar a alguien, lo han tenido sedado unas cuantas veces cuando no se controla; sus alas aumentan de tamaño y peso, le crecieron colmillos en la parte inferior de su encilla, no tan grandes como las de su padre, pero si letales.
Aún no tiene cuernos, cosa rara, pero lo más importante, es que poco a poco se pierde aquel radiante y sonriente Eren.

Mi Pequeño ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora