U-nido-s

818 56 6
                                    

No sólo lo habían hecho esa vez, sinó que dentro de esos tres días, lo intentaron.

Bajaron esas grandes y negrosas escaleras que daban al gran salón, pero no iban ahí, sino al lugar, en donde llevaron a Levi al llegar al castillo en la primera vez.
Entraron en una habitación algo grande, estaba algo oscuro, si no fuera por las antorchas, ni se ve nada. Leví andaba algo sorprendido, nada había cambiado desde esa vez que pasó esa camilla. Llegaron a otra cama que tenía unos raros aparatos y herramientas raras que no había visto. Supuso que era algo que no había notado hace mucho.

-bien -comenzó Eren- eeeeh, primero necesito que te quites la ropa, NO ES PARA NADA MALO -dijo al ver la reacción del menor- , voy a colocarte una manta para que así estés más seguro.

-¿y para que necesitas que esté así?

-bueno, nuestros métodos son algo diferentes a lo que hacen los Ángeles, creo, para ver si has quedado preñado. No haré algo que te disguste, eso te lo aseguro. Pero voy a necesitar de tu parte para hacerlo. Y quédate tranquilo, que sé cómo hacerlo. -le sonrió cálidamente al azabache que desconfiaba un poco.

-bien; pero necesito que te voltees, no creo que quieras verme desnudo otra vez, ¿o si?.

-oh, no es eso... Egem, no importa, te dejo la manta, y cuando ya estés, te acuestas en la cama.

No esperó alguna respuesta del pequeño ángel, así que le dió la espalda para darle algo de "privacidad", y se puso a preparar las cosas que utilizaría. Al poco tiempo, ya tenía al Omega acostado en la cama; así que se le acercó, se lavó las manos muy bien, y se sentó al lado del pequeño.

-bueno... Necesito que abrás las piernas. No voy a verte, con la manta será suficiente para cubrirte; pero si necesito dilatarte y tocar tu vientre, ¿esta bien así, o quieres hacerlo tú?

El pequeño dudo un tiempo, bueno, no estaría para nada mal que el alfa lo tocara un poco ¿no?, sin embargo, se sentía algo avergonzado.

-e-esta bien... Solo hazlo con cuidado.

-vale, no te preocupes.

Colocó bien las piernas de Levi a sus costados y se embarró los dedos con una crema blanca algo biscosa y pegajosa. Aunque la habitación estubiera casi en penumbras, su visión nocturna de águila no ayudaba. Podía ver hasta en los lugares más oscuros que tuvieran las cuevas, por eso casi podía verle la entrepierna del Omega, y eso que la manta le cubría hasta las rodillas. Pero debía concentrarse y no tratar de despertar a su lobo interior.

-porfavor, necesito que te relájes. Está algo frío, pero no será mucho para incomodarte.

Hubo algo de desconfíanza en la mirada del ángel, pero no dijo nada. Eren procedió a meterle mano y tocar ese abultado trasero, tocó los testículos, así que se fue deslizando hacia abajo, encontró rápidamente la dichosa abertura caliente. Con su pulgar acarició aqueya entrada, sobando despacio y leve; no quería verle a Levi, así que solo vió su rostro, que ya tenía unas gotas de sudor en su frente, mordiendose el labio inferior y cerrando los ojos con fuerza, respirando entre cortado; sabía que eso era placentero, pero no quería escucharlo jadear, porque sabía que si lo hacía, no dudaría en metersela en su ya dilatada entrada. Así que, antes de que se diera cuenta Levi, Eren se había tapado los oídos con unos tapones, antes de meterle los dedos.

Ya le tenía metido un dedo, así que comenzó a hacer leves penetraciones; aunque no deberia hacerlo porque ese no era el asunto. Ya después de un rato, fue intentando introducir el siguiente, pero aún no accedía del todo, porque Levi andaba algo agitado.

-relajate, porfavor.

Vió a Levi removerse un poco, exalando y suspirando suave. Ya sentía algo de calor en su entrepierna, pero debia calmarse.

Mi Pequeño ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora