No es la Libertad...

852 73 12
                                    

-... ¿que?

Fue lo primero que el príncipe pudo decir. Porque realmente le sorprendió ver a Levi, a ¡LEVI! Con el cabello muy corto y un vestido de novia... Bueno, no estaba mal después de todo... ¿!Pero como era eso posible!?.

-¿no es una ternurita? -rompió aquel espantoso silencio que se había formado entre aquellos castaños y el azabache- aunque es un niño todavía, tiene unas hermosas fracciones delicadas de una niña. ¿No te gusta amor? Para ser tú esposa.

-¿d-de que estás hablando... Madre? -sorpresa era lo que sentía el menor de los castaños.

-es obvio hijo -respondió el Rey- dentro de unas horas comenzará tú boda, así que anda a alistarte.

-¿Levi? -seguía aturdido un poco. Pero ver la cara del ángel, moviendo los labios en silencio diciendo un rotundo "no" Y un suave movimiento de cabeza de izquierda a derecha.

-¿que pasa hijo? Acaso tú... -la reina se separó del ángel con preocupación, como si de la nada le hubiera salido algo en la cara, llamando toda su atención y examinarlo con la mirada.

-¿eh? -presuroso, el príncipe carraspeo para llamar la atención de sus padres- Ah, bueno... Realmente no me esperaba que mi... Esposo, fuera en verdad un... Ángel.

-hijo... Te lo habíamos dicho -comentó el rey- escaceamos de Omegas y debemos mantener a la familia Jaeger con más miembros. Es por eso que nuestra descendencia también debe ser un gran linaje de belleza pura y digna de envidiar.

-y como no tener cachorros con ésta lindura de Omega... Estoy ansiosa de ver como serán mis nietos. -casi se le podía ver brillos en los ojos de la reina.

-entiendo... Bueno... Si no es mucha molestia... ¿Puedo CONOCER a mi ya esposo?... En mi habitación, porfavor.

-claro hijo ve... No se demoren demasiado haciendo otras cosas -en la voz de Carla, demostraba picardía.

Se llevó casi a ratras al azabache, sostenía su muñeca con demasiada fuerza, que incluso hizo que el menor ahogara un claro gemido de dolor; que el príncipe escuchó pero no le dió importancia alguna.

Llegaron a las puertas de la habitación; los guardias ya no se encontraban vigilandolo, a lo que no tuvieron problema alguno en que comenzarian su discusión.

Al entrar, el castaño jaló con fuerza la muñeca, llevando consigo el resto del cuerpo del ángel, para luego soltarlo y dirigirse a la puerta a ponerle seguro. El azabache dió unos cuantos pasos al frente para no irse de cara por la impulsación brusca del mayor; volteó a ver hacia donde se encontraba el alto, pero lo que notó tanto, fue que tenía arrugado el ceño, mostrando sus ojos algo dorados y verdes, tenía fruncido los labios para no decir algo que elevara su molestia, y apretujaba mucho sus puños hasta hacer crujir sus huesos.

-¿lo sabias? -fue lo que dijo el príncipe, viéndolo furioso.

-y-yo/¡LO SABÍAS! -sin darle tiempo a responder al pequeño, gritó el mayor, pero no tanto para usar su voz de Alfa, pero si lo suficiente para asustar al Omega.

-tú... En verdad lo sabías y no me lo comentaste.

-escucha Eren... Puede que tal vez si lo sabia... Pero tanto tiempo encerrado en aquel lugar se me olvidó... -sabía que mentía, pero ¿que tal si diría la verdad? , aquel Alfa lo mataría seguro.

-como se te pudo haber olvidado algo como eso ¿eh?... NOOO, claaaaro... El señorito quizo ocultarlo hasta que el estúpido del príncipe y heredero del inframundo lo descubriera... ¿No es así? -ambos se quedaron viendo sin decir algo; hasta que el mayor se le vino algo a la cabeza; como si hubiera descubierto algo maravilloso en ese mundo de sufrimiento- ¿creíste que no lo iba a descifrar?

Mi Pequeño ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora