XXIII

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"Amar no es solamente querer, es sobre todo comprender."

Françoise Sagan.

***



Dick supo que su vida sería muy difícil cuando de pequeño se percató que no era igual a los demás. Entró al colegio religioso como era costumbre en los Wayne, un lugar asfixiante para un chico con preferencias que no tenían cabida entre aquellas paredes. Sin duda siempre había sido un cliché desde entonces, enamorándose del muchachito perfecto al que todos admiraban, al que todos seguían y querían ser parte de su selecto grupo de amigos en donde se encontraba Richard más por casualidad que por méritos propios. Tener el apellido Wayne habría muchas puertas en Sussex, también hacía que ese objeto de deseo le llamara a su lado. La estancia en el colegio terminó sin que Dick alguna vez le dijera lo que sentía, bastaba haberlo visto en un callejón con sus otros amigos pateando a un chico al que habían acusado de ser demasiado amanerado, "rarito", así que cerró su boca y sentimientos por largo tiempo.

Enamorarse de quien no debía era su marca registrada.

Pero no dejó que nadie notara aquello, esos sermones de los sacerdotes habían calado en su inconsciente y se volvió un perfecto imitador del típico chico casanova que volvía loco a todas las chicas a su alrededor. La fachada perfecta para el tímido adolescente homosexual. Cuando el abuelo Wayne hablaba de ser el heredero de la tradición y sus planes de buscarle una futura esposa que encajara en los estándares de la familia le quitaba el apetito, prefiriendo enfocar sus temores y frustraciones en otras cosas, como la gimnasia o las artes marciales en las que tenía talento, pero se concentraba por demás en ellas para escapar a las horas malditas en que debía fingir ser alguien quien no era porque tenía demasiado miedo para aceptarse ya, menos cuando una noche su madre les comunicó que estaba enferma de cáncer.

Y entonces vino esa mudanza a Metrópolis donde conoció a Jason Todd, el huracán que destruyó todo en su interior para instalarse cómodamente en su corazón igual que un conquistador dominando tierras inhóspitas. Le enseñó todo lo que en su tierra natal no aprendió y de golpe. Siguiendo su maldición de ser todo un cliché, tuvo que enamorarse perdidamente de ese joven que lo alejaba, pero buscaba al mismo tiempo porque Jason Todd tenía sus propios demonios a los que Dick no conocía ya fuese porque aquel idiota pensaba que no podría con ellos o bien no era digno de ser su soporte para vencerlos. Sin embargo, durante todo ese tiempo de peleas como de revolcones en los hoteles, el primogénito de Bruce Wayne terminó cayendo en los hechizos de Cupido antes de poder frenar su efecto hasta que vinieron los demonios de Jason a cobrar factura por tantos años de evasiones.

—¿Dick? —llamó Damian mientras viajaban en la camioneta rumbo a la casa de resguardo en la que vivirían mientras el juicio, sin responderle, perdido en esos pensamientos hasta que sintió a su pequeño hermano moverse para alejarse, momento en que buscó su mano para apretarla —Te quiero, hermano.

—Y yo, Dami.

Dick sentía que pisaba nubes en lugar de suelo fijo, que las conversaciones estaban a millones de años luz de distancia porque las escuchaba muy lejos, distantes pese a estar junto a su padre cuando dijo que no regresarían a Sussex, cosa que agradeció el joven. No de vuelta a donde fue lo que lo hizo siempre infeliz. Metrópolis estaba haciéndolo llorar, pero era más feliz. Tan solo quería escuchar de boca del propio Jason que había sido todo ese tiempo juntos, probablemente solo un entretenimiento que un verdadero cariño, tan solo necesitaba ese puñetazo de realidad para despertar por completo y definitivamente correr a los brazos paternos porque iba a quebrarse en pedacitos. Despreciado, con un campeonato de gimnasia perdido y un tobillo que no sabía le dejaría volver a los deportes, todo lucía mal para Richard. Una vez más, mientras revisaba viejas conversaciones con Jason por mensajes y las pocas fotos que le permitió tomar, es que Damian apareció como ese pequeño ángel demonio que le decía que no se rindiera.

Quédate a mi ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora