Capítulo 26 | ¿Donde estás?

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Me despierto gracias al sonido del aterrizaje, veo como las personas agarran sus cosas y maletas. Así que yo hago lo mismo, empezando por levantarme del asiento. Me levanto y agarro mi bolsa junto con la maleta.

Bajo del avión, los escalones que faltan y lo único que siento cuando bajo es la calidad brisa de Argentina, no está ni fría como Phoenix, esta soportable. Camino hasta adentrarme  con la maleta en el aeropuerto que parece un desastre.

Y es lógico, estamos cerca de diciembre, solo falta unos días y cae diciembre. Así que me imagino que la gente quiere estar con su familia, por todos lados hay gente Alborada e Incluso gente llorando, o grabando. Quito mi vista de esas personas y camino directo a la salida. Me dirigo  a la puerta de vidrio que tiene y salgo de esta.

Cuando apenas salgo unos taxista están estacionados así que me monto en uno de ellos dándole la dirección de la casa. No se que me espere en casa, así que voy confianda con solo una maleta y mi celular. Agarro mi celular y veo que esta apagado sin batería, y agradezco a que este apagado ya que tendría que quitarle el chip para colocarle el de esta zona para que agarre la cobertura. Niego cuando veo mi celular y lo guardo en el bolsillo de mi jean, me concentró en el camino y en el clima que esta haciendo. Realmente me vendría a vivir en Argentina, aunque se que aquí sufri mucho de bulling gracias a las escuelas que mi madre me metía.

–Señorita hemos llegado–Dijo el señor de canas con acento argentino, asentí y saque los pesos que había guardado por si regresaba.

Me bajo del taxi y veo la gran mansión, donde viví prácticamente toda mi vida. Es una casa enorme creo que la más grande de esta ciudad, nunca me gustaron las cosas grandes. Pero mamá es una exagerada que quiere llamar la atención, y quiere creer que es millonario cuando mi abuelo fue quien le dio el dinero para la casa, pero en fin mi mama es doctora y con una casa así me imagino que no se siente suficiente.

No le doy más vuelta al asunto y tocó el timbre, el cual escuche un "Voy" De quien sabe.  Cuando abren la puerta me encuentro con Mamá viéndome como algo extraño. La miro y sonrio para entrar a casa, ella me vuelve a mirar y yo ruedo mis ojos.

–Cariño, ¡Tienes que ver quien está aquí! –Grito lo más desesperada, me cruzó de brazos cansado.

Veo las escaleras de cristal y de esas baja Gustavo el esposo de mi madre con un traje, veo a mi madre y tiene un vestido rojo con un abierto en las piernas, unos tacones rojos y un peinado que se que ella misma no se lo hizo.

–Oh, ¡Hola Beth! –Dijo Gustavo con acento Argentino, mamá conoció a gustavo en un parque de aquí en los tres días de divorcio que había tenido. No me quejó porque es su vida, pero para mi fue muy pronto asimilar que ella se separó de papá, después que nos tuvimos que mudar, y para cerrar todo con llave que conoció a un hombre tres días después del divorcio.

–Hola Gustavo–Dije sin ánimos, creo que fue una mala idea venir. Pero bueno, ya estoy aquí, y se que no me dejaran venir.

–Pero... ¿Que haces aquí?, acordarmos a que ibas a venir en enero, cariño, ¿paso algo con tú padre? –Pregunta interesada.

–No mamá, y si me permiten iré a darme un baño y acostarme–Dije sonriendo falsamente. Ellos me dieron una sonrisa.

–Hay pizza en la cocina–Grito mamá para salir de la casa junto a Gustavo.

Veo la casa y montones de recuerdos vienen a mi cabeza, cuando mamá trajo por primera vez a Gustavo. Cuando le grite a mamá y salí corriendo de ahí, un suspiro sale de mis labios, subo las escaleras y entró a lo que es mi habitación la cual es morada con mariposas al costado de la pared, no se porque pero mil veces le dije a mi mamá que esta habitación es un asco. Dejó la maleta a un lado de la cama y saco el cargador de mi celular, el cual le quito la batería y le colocó el chip para que los mensajes y llamadas puedan llegarme. Lo conectó al enchufe y me dejó caer en la cama.

Boried Secrets.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora