CAPITULO IX

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Podía ver en su mirada todo el odio, rencor e indiferencia. Un dolor comenzó en su pecho cuando las imágenes llegaron a su mente pasando como si fuera una maldita película de Hollywood. Los momentos felices cuando paseaban, viajaban, tumbadas en el sofá mirando la televisión, incluso aquellos momentos de discusiones o malos entendidos, pero en cada recuerdo lo que más aparecía y recordaba eran aquellos ojos azules que la miraban con amor y admiración, todo lo contrario a los ojos que la miraban ahora de frente, desafiantes.

-... un gusto conocerte.- Observo como la rubia estiraba su mano esperando su respuesta.

-el...el gusto es mío.- apenas pudo responder volviendo a sentir aquella mano tan suave que recordaba. Intento no escupir todo lo que por años había guardado para aquel momento, simplemente le siguió el juego aunque no lo entendía.

El leve tacto se desvaneció como agua entre los dedos cuando Irene la soltó acercándose a Roberto caminando un poco lejos de donde se encontraba la mayor, mientras seguía en su sitio hablando consigo misma tratando de sobreponerse de aquel impacto.

-¿estás bien?- la voz de su padre la saco de sus pensamientos.

-tranquilo, todo estará bien- trato de sonreír pero la mirada preocupada de su padre le demostró que había causado un efecto contrario al que pretendía.

-si quieres nos vamos-

-no- fue tajante con el tema, aunque hubiera imaginado miles de veces como podría ser su reencuentro, este nunca fue uno de ellos.

***    

Gilipollas, gilipollas, gilipollas, la pequeña rubia se reclamaba una y otra vez tratando de prestar atención a su alrededor. Como se le había pasado por alto el preguntar al menos el nombre de quien sería su compañera en la película, pero es que tampoco se hubiera imaginado que sería precisamente su Ex, se supone que era cantante no actriz, y gilipollas su representante por no ponerla sobre aviso aunque no conociera toda la historia que existía.

-me conto Jose que no te sentías muy bien pero gracias por venir...- la cálida sonrisa que Roberto le dedico la hizo sentirse un poco culpable porque la verdad era muy diferente a lo que "sabia".

-no se preocupe que ya estoy mejor- vio cómo su cara se transformó haciendo una graciosa mueca que no entendía a que venía.

-no me vuelvas a tratar de usted EN LA VIDA, mira que tendré mis canas pero soy un niño del alma, trátame de Roberto o Robbie, cualquier cosa antes de usted, por favor- su mano en el pecho y su cara de pánico le robo una pequeña sonrisa, la primera sonrisa sincera del día.

Poco le duro la felicidad cuando sintió la presencia de quien menos quería tener a su lado.

-¿Sucede algo?- aquella voz, esa maldita voz.

-ay Tamy...- tamy, la rubia recordó como ella solía llamarla y le dolió que alguien más utilizara aquel sobrenombre.- que aquí Irene me está tratando de señor- comenzó a abanicarse con la mano y la menor solo pudo rodar sus ojos al ver lo exagerado que podía ser.

Irene miro de reojo a la más alta y noto como sonreía al afectado. Aún seguía siendo más alta que ella, incluso llevando zapatos con plataforma, y ese pelo con las puntas verdes que tanto le disgustaba a la rubia, aunque su estilo para vestirse era igual que siempre, claro un poco mejorado seguramente por su equipo de trabajo. En el fondo seguía siendo igual que siempre, al menos por afuera.

-jo perdón, fue sin querer- volvió su atención en quien verdaderamente debía estar observando.

-no te preocupes, por lo poco que lo llevo conociendo es así de exagerado... siempre- noto la mirada de Tamara sobre ella pero con todo el esfuerzo siguió con su cometido, ignorarla, y la mayor se dio cuenta de aquello.

LOST IN PARADISEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora