Cada día vuelvo a preguntarme al despertar...
¿Por qué sigo soñando?
Después de haber sido espectador de cada sueño que alguna vez se desplomó, la esperanza de muchos llega a convertirse en el sufrimiento de otros.
¿Por qué aún sigo amando?
Si he presenciado una y otra vez como todo se desmorona y se cae a pedazos lentamente, y mi corazón late y deja de latir, va y viene como bajones de energía eléctrica, y aún siento claramente que existe una pieza faltante, el pilar fundamental de este antiguo y desechable rompecabezas que muchos suelen llamar corazón, y sus piezas aquellos conocidos como sentimientos tan indecisos en unos y tan aferrados en otros... Susurrando a mi oído; no te rindas, sigue soñando, sigue apretando el gatillo, sigue avanzando sin miedo...
El miedo, es solo una excusa... Una absurda y tan repetida excusa para no salir de tu zona de confort y explorar nuevos horizontes, muchos de los cuales aún permanecen totalmente inexplorados.
Un suelo sobre el cual nadie nunca llegó a colocar su pie, ni llegó a recorrer, y mucho menos abrió sus ojos para admirar su increíble panorama.
¡Tiene tanto para ofrecer!
Es toda una lastima...
Y, ¿por qué aún doy tanto de mí?
Se supone que a estas alturas ya debería haber encontrado la respuesta, pero sinceramente esa simple y a su vez profunda pregunta retumba en mí y despierta ecos tóxicos.
Existen dos caminos en la vida;
No obstante, ¿cuál es la dirección correcta?
Es justo la pregunta que terminas haciéndote al final, cuando todo se oscurece y se nubla, cuando no caes por una piedra, sino por el pie de alguien que te hizo tropezar, alguien en quien confiabas, entonces acabas caminando a oscuras, como si te encontraras en una habitación particularmente grande, paredes lejanas, luz apagada, y buscas una salida, una esperanza, un sueño, una farsa que meramente funciona para mantenerme al margen, para que sigas levantándote cada mañana de ese vacío y ausencia a la que tú llamas cama, que busca arrastrarte con ella cada día, pero tu falsa esperanza te impide caer, y se convierte en la única razón por la cual aún sigues de pie, aún así, sigues buscando una salida, salida que en realidad no existe, porque no necesitabas salir, nunca lo necesitaste.
Por años ignorando que caminabas con vendas en los ojos, que cada paso que dabas lo hacías con los ojos vendados, y por ello cada vez que caminabas pensabas que estaba bien, que todo marchaba de manera perfecta, entonces intentaste correr y seguir avanzando, pero todo estaba oscuro, ¿recuerdas? No sabías qué estaba delante y nadie te advirtió de las grietas en la cerámica del suelo. Entonces tropiezas y caes, caes brutalmente, lastimando tus manos y rodillas, incluso tus codos se lastimaron y tu pie sufre una pequeña fractura.
Ahora temes volver a caminar, temes volver a intentarlo corriendo el riesgo de volver a tropezar y caer, caer una vez más, caer como lo has hecho siempre, y ya no quieres volver a lastimarte, y te envuelves entre capas; miedo, desconfianza, desilusión, odio, prejuicios, frialdad... Y al final, ya no intentas correr, ahora das solo un paso a la vez y el siguiente depende de la estabilidad del anterior, incluso te sostienes contra la pared, y ya no esperas que todo salga bien, tampoco que salga mal...
Ahora... ya simplemente no esperas nada.
Pero aún permanece el eco en tu cabeza, y una vez más vuelves a escuchar esa voz susurrando a tu oído, te habla tan despacio y suave que casi es tranquilizante, y te preguntas si algún día en el camino encontrarás una luz titilante, una esperanza real, un verdadero motivo por el cual vivir y darle propósito a tus años sin descanso, y de pronto aparece... aquella luz que tanto buscaste y esperaste un día encontrar, ahí está, la encontraste, y te das cuenta que algo no está bien con ella, es inestable, muy inestable, y en breves segundos desaparece, quizás solo fue un llamado, y tu sentido de alerta se despierta, es tu sistema de defensa, que se activa contra el dolor y futuras heridas. Y luego vuelves a verla titilar, esta vez más cerca de ti, y entras en duda, tu cabeza y mundo volviéndose inestable.
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¿Quién Soy Yo?
Misterio / SuspensoDesperté una noche de invierno, creyendo que me encontraba en el mismo punto de mi vida, no obstante, aquella noche fui expectante de sucesos inexplicables, todo en mi entorno había dado un giro inesperado, cerré mis ojos con fuerza deseando que al...