Capitulo IX

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Templo de Escorpio, Santuario de Atenea

(POV Beatrice)

Milo no se hubiera perdonado dejar que Camus regrese a su Templo en el estado en que se encontraba. Si; por extraño que pudiera resultar, desde que recibiéramos nuestras Armaduras, ni nuestros padres ni nuestra tutora Marin aceptaron que nos refirieramos a ellos como si de 'desconocidos' se tratara, aduciendo que éramos camaradas. Estaba sentada junto al Santo de Acuario cuando una voz juvenil y femenina llamó mi atención, haciendo que girara rápidamente mi rostro a la entrada de la habitación. Asenti indicando a mi joven y más reciente camarada que ingresara. Natassia se detuvo a los pies de la cama en la que descansaba su maestro y predecesor y preguntó, incapaz de ocultar la tristeza en su voz como se encontraba. Su expresión automáticamente se transmitió a mi propio semblante y, especialmente, a mis ojos cerúleos. Desvie la mirada y respondi casi en un susurro que no estaba segura de poder explicarlo. A simple vista parecía estar durmiendo en absoluta calma, sin embargo su Cosmos delataba un profundo dolor. Asintió, confirmando que efectivamente podía notar eso. Su Armadura Dorada estaba resonando apenas tenuemente con la de mi madre.

No se cuanto tiempo paso después de que me quedara dormida sin quererlo, con mi cabeza en la almohada y mi mano izquierda descansando sobre el pecho del Santo pelirrojo. De pronto sin embargo sentí su mano apoyarse sobre la mía y su voz evidentemente somnolienta preguntó en un tono visiblemente apenado, lo cual no le era habitual, si necesitaba descansar. Consciente de que ocultarle la verdad era absolutamente fútil asentí con una sonrisa nerviosa y un leve sonrojo en mi rostro tan pálido como el de Camus. El galo sonrió levemente a pesar de su evidente cansancio y se incorporó con suma lentitud para luego moverse aun más a su izquierda e indicarme que me recostara a su lado. Obedecí con una sonrisa igualmente imperceptible y, tras acomodarme a su lado, nos cubrió a ambos con una manta, la cual apenas y cubría sus piernas hasta ese momento.

-Je t'en prie s'il te plaît ma chérie... dors bien... Tu auras peut-être besoin de force plus tard... (Te lo suplico por favor cariño... Descansa bien... Probablemente necesites la fuerza más tarde...)

-Quoi...? Que veux-tu dire, Camus? Dis-moi s'il te plaît! (¿Que...? ¡Que quieres decir, Camus? ¡Dimelo por favor!)-. El galo alzó su mano temblorosa, fría y húmeda y la apoyó en mi mejilla, secando las lágrimas que comenzaban a caer con su pulgar, admitiendo sin poder evitar que sus propios rubíes se empañen en lágrimas que estaba muy preocupado por nosotras y por nuestro padre. Suspire ahogando el sollozo que amenazaba con escapar de mi boca y gire para quedar de frente a él, abrazándolo con fuerza y recostando mi cabeza en su pecho. En cuestión de minutos me quedé nuevamente dormida. 

(POV Danielle)

Escuche el llamado de mi hermana una vez que Camus se había dormido y no pude evitar alarmarme tanto por el tono en su voz como por lo que me dijo. Sinceramente deseaba con todas mis fuerzas tomar del cuello a quienquiera que estaba torturando de ese modo a mi madre hasta dejarlo sin aire. Sin embargo y según palabras de mi padre, se trataba nada menos que de una diosa, por lo que definitivamente seria imposible. Me encontraba en ese momento junto a mi maestro Saga, entrenando en el Coliseo, por lo que el griego mayor no tardó en percibir mi tensión e inmediatamente apoyó su mano en mi hombro, preguntando en su acostumbrado tono casi paternal si deseaba que me acompañara a Acuario. Asentí sin poder evitar que la ansiedad se apodere de mí y las lágrimas comiencen a agolparse en mis orbes cerúleos. Los brazos fuertes y cálidos de Géminis alrededor de mi espalda atrayendome hacia su dueño y descansando mi cabeza en el pecho de su Armadura Divina lograron calmar al menos momentáneamente esa horrible sensación en mi pecho. Sin embargo, al mismo tiempo me quebré, incapaz de contener el dolor que me invadio en ese instante. Saga me hizo callar, acariciando mi cabellera carmesí suavemente y asegurandome en el tono más firme y sereno del que fue capaz que todo estaría bien. Nos separamos y volvió a repetir su pregunta, a la que respondi asintiendo mientras que secaba mis lagrimas.

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⏰ Última actualización: Nov 02, 2019 ⏰

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