Coliseo, tres días después...
Narración Normal
Erin estaba de pie en el centro del Coliseo acompañada de su madre Shura y su tutora, Marin de Aquila, aguardando la llegada de Natassia. La joven rubia de 11 años llegó minutos después acompañada de su madre Afrodita de Piscis. Los padres de ambas, Aiolia de Leo y Mascara Mortal de Cáncer se hallaban a un costado de la arena junto a quien fuera el maestro de ambas. El siciliano observaba constantemente de soslayo cada uno de los (escasos) movimientos del francés como si estuviese esperando alguna reacción en particular por parte de este. Por su parte Leo solo mantenía la vista fija en la arena, en su mejor amiga y Saintia de Aquila y en su hija. Aquello y a pesar de que intentó ocultarlo por varios minutos llamó poderosamente la atención del francés, quien eventualmente no pudo contenerse y preguntó al heleno si sucedía algo extraño. A lo que para su mayor asombro el Santo de Leo respondió afirmando que Erin se sabía perdedora y que no tardaría en abandonar la arena. Lo cual nuevamente para asombro del hombre de cabellera carmesí sucedió tan pronto como Shaina de Ofiuco, quien oficiaba de 'árbitro' del duelo anunció el comienzo del mismo tras dar las indicaciones pertinentes a las dos niñas. Nadie noto lo que había hecho Acuario sino hasta que se percataron de que la hija de Aiolia había quedado súbitamente inmóvil al salir del Coliseo. Camus bajo su brazo derecho y se separó de sus compañeros dirigiéndose hacia donde estaba no solo Erin sino Aquila quien la había alcanzado al notar su extraña actitud. Shura intentó detener al galo (no así Aiolia) aunque el mismo se vio detenido por el brazo de Afrodita interponiéndose en su camino y el propio sueco sacudiendo su cabeza en un gesto silencioso para que retrocediera.
-Te pido que si nunca has sabido lo que es tener a un niño a tu cargo no te atrevas a acercarte a Acuario en este momento. Creeme que si algo detesta Camus es tener que castigar a tu hija. Sin embargo es su deber. Un aspirante nunca debe abandonar la arena a menos que el Patriarca, Atenea o su maestro lo pidan... Y precisamente Acuario -y me refiero a la Armadura- considera un acto semejante imperdonable...
-Ahora entiendo el por que Cygnus se negó a aceptarla... -dijo en un tono sarcástico el italiano. Para su desgracia, sin embargo, este no escapó a oídos del francés. Tras haber sido liberada del Koltso, Erin alzó su mirada verdosa al adulto al notar la expresión en su rostro, preguntando si sucedía algo.
-Nada que deba preocuparte. Por favor, Erin, regresa a la arena. Aquila no te instruyo para que huyeras cobardemente de un duelo. Tu madre solo tenia siete años cuando perdió a su hermano y fue nombrado Santo Dorado de Leo...-. La niña abrió aun más sus ojos, lo cual dio a entender al pelirrojo que jamas habia escuchado esa historia por parte de sus padres. Se sintió incómodo de pronto y se disculpó con la menor, repitiendo su pedido anterior. Esta vez y como si de pronto una nueva determinación hubiera nacido en ella, Erin asintió ofreciendo una sonrisa de agradecimiento a su maestro e inclinándose antes de regresar junto a su tutora y a su 'rival' y amiga. Desde donde se encontraba aun de pie, Camus observó a las niñas tomarse fuertemente de las manos como deseandose suerte para luego ser (amablemente) apartadas por Shaina, quien finalmente dio comienzo al duelo, sonriéndole a su propia mejor amiga quien devolvió el gesto acompañado de un movimiento afirmativo con su cabeza. Lo propio hizo Afrodita cuando las Saintias repitieron el gesto en su dirección antes de apartarse juntos del centro de la arena.
-Gracias... -murmuró el escandinavo al detenerse junto a Camus -Se que nunca han sido simplemente tus discípulas y por ello te lo agradezco...
-Algun dia estaras en mi lugar, Afro. Y dudo que tu actitud sea diferente...
(POV Shaina)
Observaba a esas dos niñas luchar atenta y asombrada. No solo eran dignas discípulas de uno de los Santos más nobles en la Orden sino aun más dignas hijas de sus 'madres', Shura y Afrodita. Nat había heredado además del Cosmos de su constelación la elegancia en sus movimientos de Piscis. Erin por su parte era tan fuerte como la mujer a mi lado. Algo que no era necesariamente requerido para portar una Armadura de Hielo, pero que ciertamente le seria util para defensa personal cuando la situación lo ameritara. Continuaba en mi observación, deteniendolas muy esporádicamente cuando creía que la situación estaba saliéndose ligeramente de control, hasta que un sutil codazo por parte de Marin en mi brazo derecho me hizo volver la mirada por un brevísimo instante al sitio que ocupara Camus junto a Cancer, Piscis y Leo. Acuario se había marchado. Ambas sin embargo nos tranquilizamos visiblemente al darnos cuenta de que en realidad se encontraba junto al Patriarca y Atenea. En realidad, se encontraba de rodillas frente a ambos. Tras unos minutos sin embargo se puso de pie dirigiéndose lentamente hacia nosotros hasta que finalmente se detuvo junto a Marin. En ese instante Erin cayó (suavemente) al suelo impulsada por un ataque de Natassia. No pude evitar mirar fijamente a Marin para luego posar mi mirada cubierta tras mi máscara plateada en los rubíes absolutamente carentes de emoción alguna del francés a su lado y murmurar en un tono para que solo el y Aquila lo escucharan si había presentido de algún modo que el duelo acabaría así.
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Incondicionales
De TodoSu amor había superado todas las barreras existentes. Y finalmente la vida les daría la oportunidad de alcanzar la felicidad máxima con la llegada de un hijo. Por supuesto, eran caballeros aun y por ende nada seria color de rosas por siempre. Camusx...