Capítulo XVIII

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Thomas Shelby

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Thomas Shelby.

Aspiré el cigarrillo reclinándome en el bergere, había cerrado las puertas de la oficina con llave e iba por el sexto o séptimo vaso de whisky, definitivamente Amaranta me había roto el maldito corazón y continuaría haciéndolo, sabíamos que el bebé que esperaba era mío, estaba seguro, volví a beber recordando sus ojos llenos de lágrimas, la desesperación en su rostro ¿Cuánto podía amarla realmente como para permitir que algo así sucediera? Estaba decidido nos mudaríamos a Wembley, sino quería verme, al menos estaría cerca de ella.

Amaranta.

El peso del secreto crecía con mi vientre conforme pasaba el tiempo, si bien Thomas me había dado su "bendición" para seguir con la mentira, esta me carcomía el alma, y la mente a diario, tenía lo que merecía, los vomitos se alargaron casi hasta el final del embarazo, haciéndome adelgazar de forma exagerada parecía una perra callejera, preñada y en los huesos, aún cuando la cría era deseada y amada, era un tormento; convivir con los Shelby, a quienes ahora veía mucho más seguido luego de que Thomas moviera sus operaciones a Wembley, dejando Birmingham a cargo de Arthur, yo sabía que en el fondo era una excusa para estar estar cerca una vez llegará el momento.

Me levanté del diván al ver a Alfie llegar ofuscado, las manchas de sangre se veían sobre la camisa blanca, dejó su bastón junto a la puerta y se quitó el sombrero y el abrigo.

– ¿Qué pasó? – Me observó sirviéndose un poco de ron – Alfie ¿Qué pasó?

– Tommy mató a mi acompañante, bueno, no fue Tommy sino un muchacho que iba con él – Explicó tomándose el vaso de una vez, me sentí aliviada de saber que la sangre no era de Shelby – secuestraron a su hijo – la sangre se me heló – el muy imbécil se atrevió a cuestionarme, creyó que era yo.

– ¿Charles está bien?

– Dijo que llamaría para darme noticias, le ofrecí algunos hombres y mandé sitiar la ciudad para que no saquen al niño de Londres – Sostuve mi vientre al sentir escalofríos por lo que me contaba, sentí mis piernas temblar de miedo, Alfie levantó su mirada hasta mí cuando yo bajé la mía – primor – Susurró acercándose observando el suelo mojado por el líquido que se escurría entre mis piernas.

Estaba en labor.

Me senté en la cama para ver a los dos bebés sobre la cama ¿dos bebés?

El último hijo de Lucrecia había nacido hace un par de meses, no era tan pequeño como los recién nacidos que dormían tomados de la mano como si no supieran qué aún habían nacido.

Levanté la mirada encontrándome con mi madre dormida del otro lado con una mano sobre uno de los bebés, me restregué el rostro sintiendo mi útero adolorido.

– Mamá – La llamé moviendo su pierna – mamá, mamá ¿Por qué hay dos bebés? Mamá – mientras más la llamaba sentía como la desesperación comenzaba a crecer en mi pecho acompañada de la confusión.

So f*cking close [{COMPLETA}]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora