XI

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Jennie se despertó sintiendo un fuerte dolor en su cuello y su brazo, la manera en que se había quedado dormida no había sido la mejor y ahora sufría las consecuencias.

Con algo de dificultad se puso de pie enderezando su cuello escuchando un leve crujido que provenía de sus propios huesos, llevó su mano derecha al lugar y comenzó a dar un pequeño masaje para aliviar el dolor.

Yeri seguía tendida en la cama mientras dormía tranquilamente, su respiración pausada haciendo subir y bajar su pecho, el teléfono de la Jennie comenzó a sonar en su habitación así que caminó rápidamente está el.

-Hola- dijo por lo bajito con su voz algo ronca.

-Buenos días mi amor- saludo su madre al otro lado de la línea- ¿Cómo sigues?

La chica soltó un suspiro antes de hablar- Bien mamá, Yeri.....Yeri sigue enojada- Jennie comenzó a caminar por su habitación mientras hablaba al teléfono.

-Sabes que no es fácil para ella- le dijo delicadamente- necesitan hablar, tienes que explicarle las cosas para que ella comprenda, ella simplemente es muy pequeña para asimilar una noticia así.

-Lo sé- dijo abatida la chica sin cesar su caminata por la habitación- pero no sé cómo hacerlo, ella simplemente se rehúsa a hablar conmigo, todo lo que hace es ignorarme.

-Tal vez la psicóloga las ayude, te llamaba para eso, hoy programó una cita a las doce, ya sé que me dijiste que en el programa de Foster Care le asignaban una pero esta es muy buena, por favor vayan hoy- casi suplicó la mujer angustiada por la situación que estaba pasando su hija y su nieta.

-No te preocupes, lo haré.

-Cuando vuelvas por favor intenta avisarme como les fue.

-Está bien mamá, prometo que lo haré- Jennie sonrío ante la actitud de su mamá- hablamos después.

-Está bien hija, ya te mando por mensaje la dirección de la psicóloga y su número, cuídate.

Jennie estaba haciendo el desayuno cuando Yeri apareció en la cocina restregándose los ojos con sus puños y el cabello revuelto, la pequeña se sentó en silencio sobre una de las sillas de la cocina y la chica pudo escuchar como su pequeña barriguita rugía por el hambre.

Cuando le preguntó si quería desayunar la pequeña simplemente asintió sin mirarla y espero paciente por su plato, Yeri estaba feliz de tener sus tostadas con mermelada de uva que tanto le gustaban y por primera vez en días Jennie la vio sonreír haciendo que en su rostro también apareciera una sonrisa.

-Tenemos que salir en un momento, ¿podrías tomar un baño y alistarte?

-No quiero salir- dijo la pequeña sin levantar su mirada de su plato.

-Pues vamos a hacerlo igual y por favor alístate- la chica escuchar a su hija sonoramente y asentir sin pelear más.

Ambas se alistaron, salieron del departamento caminando al ascensor y el auto en silencio, Yeri se colocó sola sus correas de seguridad cuando noto que Jennie ni siquiera trato de ayudarla esta vez, eso hizo que la pequeña se pusiera aún más enojada pero no con Jennie sino con el hecho de que comenzaba a dejar de importarle.

Cuando llegaron a la oficina de la psicóloga infantil, Yeri se sentó en una pequeña mesa alejada del sofá donde se sentó Jennie y comenzó a jugar con unas piezas de legos que encontró, pasaron varios minutos antes de que la secretaría de la psicóloga las llamara para que pasaran adelante.

-Señora Kim, la doctora Bassani está esperándola- habló la joven mujer desde atrás de su escritorio regalándole una amable sonrisa.

-Muchas gracias- le respondió- Yeri vamos.

No me rendiré; Chaennie[Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora