Rutina Perfecta

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Mi vida es perfecta, soy un famoso diseñador de modas, vivo rodeado de lujos en mi mansión, mi trabajo es perfecto porque yo siempre lo he deseado y tengo un perfecto hijo modelo a quien le doy todo lo que necesita. Es algo obstinado y no se da cuenta de todo lo que hago por su bien, todo en él es la perfección que yo he creado, a quien he moldeado con esfuerzos y sacrificios; le he permitido asistir a la escuela a pesar que no me gusta que asista, le he dado clases extracurriculares que se empeña en realizar: esgrima, piano y chino, entre otras cosas. Adrien lo es todo para mí, una imagen que debo cuidar y proteger, mi único hijo de quien espero que siga en la línea de la perfección.

Una vida perfecta, me estoy engañando a mí mismo. Todo es apariencia por mantener mi imagen, he guardado todo este tiempo el cuadro de la perfección de mi vida ante los ojos del mundo, tapando mi cruda verdad en la cual nada es perfecto. No, mi vida no es perfecta a causa de mi esposa, hace un tiempo ella desapareció, y en mi vida, su ausencia me ha cambiado, si a mi hijo le pasara lo mismo mi mundo perfecto, el cual me he impuesto yo mismo, se derrumbaría. He tratado de vivir con esa mentira de "vida perfecta" desde que mi esposa no está en mi vida. Mas por dentro algo distinto está surgiendo, lo que siempre he tratado de ignorar durante años: la necesidad de volver a tener una mujer a mi lado. Cuando ella desapareció jamás he posado mis ojos en otra mujer por mi propio juramento, así lo he mantenido hasta ahora. La amaba demasiado como para ponerme a pensar en alguien que no fuera ella.

Sin embargo, esa promesa que he mantenido jurar es casi imposible de lograr. Me siento internamente vacío, necesito de alguien que vuelva a llenar ese frasco vacío que tengo internamente como lo hacía mi esposa que siempre lograba llenarlo de cosas tan dulces como el amor que hasta olvidaba por completo sus defectos.

Ella siempre fue perfecta para mí.


Hoy en la mañana, parecía que iba a ser un día de rutina, me levanté de mi cama, entré a mi baño para mi propio aseo personal, abrí la llave de la ducha y entré en ella, dejando que el agua me corriera por todo el cuerpo sintiendo como las gotas de agua se deslizaban en cada centímetro de mí; como bajar de una larga colina hasta llegar al suelo, cerraba los ojos ansiando que el agua que me caía en la espalda fueran las manos de mi mujer, unas suaves y delicadas manos como seda y porcelana. Los hombres tenemos tantas necesidades en la vida y la mía ahora era esa que muchos desean tener, aunque ahora, sea imposible.

 Me vestí cuidando cada detalle de mi ropa, evitando cualquier arruga presente y me peiné mi cabello de manera habitual para continuar con mi ritual de rutina diaria y laboral.

Le pedí a mi asistente Nathalie que me entregara mi agenda del día de hoy, cuando me la dictó le pedí que cancelara algunas citas, no me apetecía dar entrevistas a nadie, principalmente a aquellos reporteros que desean saber sobre mi vida íntima, ya lo han intentando varias veces, ahora conozco a quienes serán aquellos que me quieren para eso, como odio que quieran inmiscuirse en mi vida privada sólo para que todo el mundo sepa hasta cual es mi plato del día, los Agreste jamás permitimos que sepan de nosotros de esa manera. 

El resto de la tarde me la pasé en mi oficina haciendo trabajos habituales mientras trataba de concentrarme, la distracción que tenía por pensar en mi esposa me estaba atrasando en mis proyectos, unos nuevos vestidos de moda juvenil, mas rápidamente tomé el control y presté atención en mi computadora, tratando de no seguir pensando de nuevo en ella, podría perderme en un mar de sensaciones que me llevarían a una tristeza profunda imposible de detener. La extraño, pero ahora debo pensar en mi trabajo primero, las emociones negativas podrían causar que algo eche a perder.

Nathalie entró con unos papeles que debo revisar, detalles de la próxima pasarela, tengo que asegurarme que todas las medidas de mis vestidos estén correctos antes de ser enviados. Ella siempre me ha parecido una mujer muy seria, digna de respeto aunque no tolero sus errores, tiene un buen rostro y siempre lleva un peinado impecable junto con su vestimenta, nunca me ha interesado como mujer en la ausencia de mi esposa. Es como mirar una simple escultura de piedra sin vida alguna de manera áspera. No niego que sea atractiva, pero hasta ahí llega nuestra relación en puro profesionalismo como jefe y asistente. 

Belleza Parisina [Original]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora