Mi contacto le estremeció, estaba por moverse pero yo se lo impedí concentrando todo mi peso sobre ella apoyando mi mano libre sobre su vientre. La miré a los ojos tratando de transmitirle confianza.
—Tranquila, nada va a pasar, no perderás la virginidad si te toco de ésta manera.
Con la mano que tenía debajo suyo empecé a moverla por aquella zona íntima, mi mano haciendo contacto con aquella zona inexplorada para mí, tocando las paredes exteriores escuchando como susurraba mi nombre entrecortadamente.
—Relájate—le dije en un susurro cerca de su oído dándole un pequeño beso al lóbulo de su oreja, haciendo que se estremeciera con el suave tacto.
Seguía tocándole su zona intima, rozando mis dedos por las paredes de aquella zona, introduciéndolo un poco hasta acariciar sus interior, frotando suavemente de arriba hacia abajo deteniéndome en su clítoris tocándolo con suavidad. Escuchando sus gemidos podía mirar aquella mirada que jamás había visto antes en su rostro: la mirada del placer.
Lo estaba sintiendo, sentía el placer.
«Ya estás aprendiendo sobre esto, mi nínfula».
Mi mano seguía moviéndose por aquella zona erógena, deleitándome con sus gemidos, cielos santo, si continua así mi erección no aguantará más la espera.
«Se paciente, Gabriel» pensaba «Lo mejor siempre viene al momento, ya lo has visto».
Su ropa interior ya estaba más abajo, era un deleite para mis ojos ver aquella zona íntima por primera vez. Tocaba y le frotaba sus paredes exteriores con movimientos circulares sobre toda aquella intimidad pasando de vez en cuando sobre su clítoris hasta sentir la humedad en mis dedos.
Ya debo de tenerla excitada, su cara estaba roja y no dejaba de moverse su pecho al ritmo de su respiración agitada cuando mi mano dejó de tocarle.
—Marinette, aquella sensación que has sentido, es casi lo mismo a lo que vas a sentir cuando pierdas tu virginidad.
—Se...se siente...se siente...diferente—gimió ella.
—Es normal hacerlo.
Lo siguiente que hice fue acariciarle todo su cuerpo desnudo, deleitándome con cada sensación que sentía por la suavidad de su piel. Si tan sólo lograra imaginarme lo que está pensando ella en estos momentos, me llena de sensaciones de gozo simplemente pensar en cuando llegue el día tan anhelado.
Me empezó a acariciar mi pecho, que placer era sentir sus suaves manos sobre mi piel, entre mi pecho desnudo era un gozo. Intentó acariciarme también hasta la parte de abajo, tuve que impedírselo rápidamente agarrando sus manos y volteándola al otro lado de modo que ella quedó a espaldas de mí.
—¿Por qué no dejas que te toque como tú me tocaste?
—Si me tocas, no aguantaré y podría penetrarte Marinette, ahora mismo estoy luchando para no hacerlo de lo excitado que me tienes.
Mi comentario debió hacer que se sonrojara demasiado, no lo sabía con exactitud hasta que volteó su cabeza un poco con una mirada apenada y en sus mejillas podían notarse de un color más rojo, la volví a voltear quedándome encima de ella y la besé, profundizando el beso, haciendo que nuestras lenguas se juntaran.
Si no hubiera sido por mi teléfono que estaba sonando, quien sabe hacia dónde estaríamos llegando.
—¿Diga?
—Señor Agreste—era Nathalie—Solicitan su presencia en una videoconferencia, aunque les hubiera gustado poder verlo en persona.
—¿En qué momento?
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Belleza Parisina [Original]
FanficLa vida del famoso diseñador de París Gabriel Agreste ha sido perfecta, mas nadie sabe lo que debe enfrentar cada día desde que su esposa desapareció, el desespero de la soledad, la tristeza profunda, un dolor que nadie entiende debido a la necesida...