Incomprensión

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Desde mi ventana, miraba el paisaje de todo París, desde aquella ventana podía ver la Torre Eiffel y todo lo que estuviera alrededor, la belleza de aquel paisaje era admirable desde mi ventana, el exterior era como admirar una pintura, tan perfecta y hermosa. Mis ojos se posaron en la foto de mi esposa que reposaba en mis manos, admirar la belleza me recordaba a ella, para mí siempre fue la imagen de la belleza pura.

—Siento que te he olvidado, no sabes lo mal que me siento, pero espero que me comprendas, querida, deseo volver a ser feliz.

Besé aquel retrato frío al contacto de mis labios que a diferencia de Marinette su contacto era más cálido. Suspiré, nunca pensé que seguiría pensando en mi esposa aún después de estar empezando una "relación" con Marinette. No sé muy bien el por qué. Y no la puedo llamar relación ya que aún no hemos llegado a tener algo formal, tampoco he podido acostarme con ella, nada de lo pudiera ser para llamarlo una relación.

Tengo tanto miedo de pensar que la estoy traicionando, juré en el altar que le sería siempre fiel hasta el fin de los tiempos, hasta incluso le dije que siempre la iba a amar, sólo a ella. ¿Será posible que al estar con Marinette estoy rompiendo mi palabra?

«Dame una señal» pensaba apoyándome en el vidrio de mi ventana.

Comprendo cuando Marinette me dijo que sentía que traicionaba a Adrien, ella me confesó que estaba enamorada mi hijo mucho antes de comenzar esto conmigo. Ambos estamos encerrados entre los hilos de la duda hacia la traición.

«No puedes seguir torturándote de esta manera, ella ahora es tuya, te mereces ser feliz».

—No es mía, todavía no es mía.

Ya no puedo seguir tentando a la suerte, si tan sólo hubiera una manera de hacerla mía sin que sus padres se den cuenta, pero, ¿Cómo? Es es la incógnita que estoy tratando resolver. Deben amar mucho a su hija, no puedo dejar que se forme un escándalo entre ellos y yo, después de estar agradecidos por haberme tomado las molestias de llevarles a Marinette de regreso a su casa aquel día del apagón.

Admito que, si hacen los mejores panes de París, ese pan de queso que me comí era demasiado delicioso, incluso le otorgué un pedazo a mi hijo siempre y cuando hiciera después un régimen de ejercicio, igual que yo, no sólo debo cuidar mi apariencia, también mi aspecto físico. Me ayudará a tener un cuerpo fuerte que Marinette pueda apreciar.

Ya no me la puedo quitar de la cabeza, ella invade mis pensamientos, tengo muchos deseos de tenerla a mi lado cada día.


Dando vueltas en mi oficina pensaba como ingeniármelas para poder tener a Marinette al fin.

Inventar un apagón, no, Adrien se daría cuenta de la mentira, a no ser que...No, están Nathalie y los demás empleados de la mansión, es una mala idea hacerlos dormir a todos, se darán cuenta. Rayos, estoy volviendo a pensar en planes similares a aquella noche, necesito algo mejor para estar con Marinette en secreto.

Necesito un plan.

Continuando con mi trabajo en el antro mientras usaba la computadora para darle color a unos diseños de joyería, termino por escuchar el sonido de la puerta tocando.

—¿Quién es?

Soy yo papá. ¿Puedo pasar?

—Adelante.

Mi hijo entró hacia el antro con un paquete de regalo.

«¿Paquete de regalo? Parece que has olvidado una cosa importante Gabriel».

—¡Feliz cumpleaños, padre!

Esa noticia me cayó de sorpresa, tanto que estaba haciendo que había olvidado mi cumpleaños. Adrien me entregó el paquete en la mesa, que vergonzosa situación el haber olvidado mi propio cumpleaños, incluso Nathalie entró con un paquete de regalo felicitándome por mis cuarenta años.

Belleza Parisina [Original]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora