Tensión

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No dejaba de dar vueltas por mi habitación, necesito conseguirle esa prueba de embarazo, pero ¿cómo puedo hacerlo?

«No hay alternativa» pensaba «Aunque no me guste debo hacerlo».

Me dirigí al antro donde estaba Nathalie, ella me miró con una mirada fría e indiferente.

—Necesito un gran favor tuyo, Nathalie, y quiero que lo hagas sin hacer ningún ademán.

—¿Qué es lo que quiere?

—Necesito que me compres una prueba de embarazo— contesté de manera seria.

Ella me miró con los ojos abiertos al escucharme decir eso.

—Acaso usted...

—¡No lo sé! ¡Por eso lo necesito!

—¿Sabe las consecuencias que podría surgir de todo esto? ¡Ella es una menor!

—¡Sólo ve a comprar esa prueba y cállate!

Estaba molesto, Nathalie se había asustado al gritarle de esa manera y cuando le di el dinero para que se lo comprara, salió corriendo de la mansión.

Yo me encontraba en la oficina una vez que ella volvió, mostrándome una caja que tenía una prueba de embarazo.

—Es la más efectiva de todas.

Estaba por agarrarla cuando ella me apartó la caja.

—Pero si sale positivo, tiene que confesarlo a sus padres y a su hijo lo que ha hecho y hacerse responsable del bebé.

«¿Responsable del bebé?».

Sólo asentí con la cabeza y ella me entregó la prueba de embarazo. Cuando me dejó solo, mi mente comenzó a meditar sobre la posibilidad de que Marinette estuviera embaraza, ser padre nuevamente no era el problema, el problema era en como reaccionarían sus padres, he tenido relaciones sexuales con una menor, podría terminar en la cárcel por eso y Marinette...embarazada...

Pasé casi dos horas investigando en mi computadora sobre el embarazo entre adolescentes, muchas páginas decían los mismos riesgos.

Me pasaba las manos fuertemente por la cabeza, Marinette no está lista para este tipo de responsabilidad, es una jovencita, por su bien no puedo permitir que sea madre.

Miraba la prueba de embarazo, tengo que dársela mañana, seguramente estará ocupada en su casa hablando con su abuela. Además, hoy debo alistarme para ir con mi hijo a la fiesta de la hija del alcalde.

Tuve que mandar rápidamente a desempolvar mi traje de gala, tenía tiempo que no me lo ponía. Y aún está como si me lo hubiera puesto ayer.

Al ponérmelo y mirarme al espejo no me reconocía con ese traje tan elegante, hace mucho tiempo que no había visto esa imagen de elegancia en mí. Saliendo de mi habitación me encontré con mi hijo con un traje de gala negro con gris, una perfecta imagen impecable que me saco una sonrisa del rostro.

—Te vez perfecto, hijo.

—Gracias, papá.

No era sencillo para mí hacer esto cuando tengo en mi cabeza la preocupación de haber dejado embarazada a Marinette, mi hijo lo notaba cuando salimos de la casa rumbo a la fiesta que se haría en Le Grand París. Tuve que inventarle un pretexto sobre lo nervioso que estaba por asistir, no había recibido invitación, era sólo para Adrien.

—Normalmente no permitimos entrar a nadie sin invitación,—comentó André Burgeois al verme en la entrada. —Pero al ser Gabriel Agreste, habrá una excepción.

Belleza Parisina [Original]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora