Las relaciones humanas en sí son complicadas, eso aunado a nuestra inefable capacidad de complicarlas aún más, pareciese que por mero gusto. Hoy, mientras estoy en una de las etapas más plenas de mi vida, me puedo dar cuenta de cuanto es que te quiero, ¡Vaya que lo hago! Sé que te quiero porque no necesito que estés conmigo para lograr mis objetivos, pero quisiera que estuvieras acá para compartirlos, o yo estar ahí contigo para compartir los tuyos. Ver el resto de la vida esos ojos verdes con notas cafés que a diferencia de tu manera de ser, son expresivos de más y brillan bonito cuando algo te emociona, o se apagan cuando algo te afecta.
Tengo que admitir que todos los días envidio a todas aquellas personas que pueden convivir a diario, o hablar contigo o quizá tan sólo verte de lejos; considero que alguien de los dos está en el lugar equivocado, tú deberías estar aquí, o quizá yo allá.
Muy probablemente no leas nada de lo que escribo y que me inspiras, aún así, vivo con la eterna ilusión de que algún día, cuando alguno de nuestros hijos esté pasando por algo similar, pueda contarle de aquella ocasión donde sin querer, me separé algún tiempo de su mamá y acto seguido leerle todo esto que es para ti y para nadie más, aún así te lo dejaré en algún rincón de la Internet por si la vida quiere que lo leas.
Mariel, Marielita, Manny ¿Qué estarás haciendo? ¿Pensarás en mí tanto como yo lo hago? No hay manera de saberlo y quizá eso es lo que más me jode y me enojo por tu ausencia, luego te perdono y me vuelvo a enojar, quisiera buscarte y decirte cuán hermosa te ves en esa foto que acabas de subir, en esa foto donde no luces tan radiante y contenta como siempre, pero donde aún así, me sigues pareciendo lo más hermoso que mis ojos han podido ver, quisiera decirte cuanto te extraño y cuanto te he querido en estos días donde no he sabido nada de ti, cuanto me he contenido para no buscarte, decirte que por ti no moriría, porque morir es fácil y rápido, yo viviría por ti, porque eso es más complicado, pero no, no te buscaré y no porque no tenga las suficientes ganas, sino porque necesito que lo hagas tú; por ahora lo único que me resta, es pedirle a Dios que te cuide y que guíe cada uno de tus pasos hacia buenos propósitos y ¿Por qué no? pedirle que te haga recordar a cada segundo del día que te amo, aunque quizás eso sea simplemente imposible...
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Un día en la vida.
RomantizmEn la vida, simplemente hay que aprender a no ilusionarse.