Ella asegura no amarme, sin embargo, mi ego no me deja creerle. Los besos que ella me da, no se los das a cualquier persona, son de esos besos que hacen sentir que te extrañan, que te quieren, quizá eso me ayuda a no creerle. Mientras el alcohol se consume, yo pienso en ella a cada trago que le doy a mi copa "déjala ya, la que sigue", "llegarán otras", "no tienes porque perder tu dignidad", ellos dicen, mientras yo lo único que pienso es en ir a la escuela, verla y decir que le amo, rogarle que vuelva, sin embargo, mi subconsciente dice que es mala idea. El tiempo sigue su curso, mientras la botella se sigue consumiendo, "debo ir a casa" pensaba, mientras ellos me seguían sirviendo, al mismo tiempo en que Sandy tiraba mi copa y yo daba la última bocanada a mi cigarrillo.
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