Parte de historia sin título

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Pienso, que no se puede dejar de querer eso que se comenzó a querer, sin querer, al menos para mí, es un tanto imposible. Nunca he entendido las fiestas típicas de mi país, sin embargo, les agradezco enormemente. Al día de hoy, me encuentro en una fiesta de quince años. A mi parecer, gusto de otro tipo de reuniones; menos personas, menos baile, diferente música y más conversación. A pesar de que no me gustan las fiestas de quince años, en éste momento puede que me ayude a entender por qué la gente es tan poco recíproca, por qué le gusta hacer daño a su prójimo. Son las 11:02 pm y aún no logro entenderlo. La banda sigue tocando y una canción triste está en curso "no te olvidé, en el proceso estoy" recita el verso mientras yo escribo esto. Una mujer me mira de manera incitante a que la acompañe a la pista de baile; yo no quiero bailar, no sé bailar, y aunque no supiese bailar, sólo bailaría con ella, porqué en ella estoy pensando. Después de una cantidad considerable de alcohol, pude notar que tengo el poder de convertir 12 cervezas en un mensaje sin dignidad, ni finalidad. La amo, indudablemente. He pasado la noche escuchando problemas de personas comunes, quizá no tan comunes como nosotros, como nuestra historia, que parece salida de una película romántica, un típico cliché. Después de haber llegado a las 9 am en una noche de copas, sigo sin responder la pregunta que me ha llevado a estar apenas en casa de mis padres. Recuerdo a mi madre un día antes diciendo «Pablo, no vayas a tomar mucho» y no es que haya tomado mucho, sino que me lo he tomado a pecho.

Un día en la vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora