Capítulo 4.

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El piso estaba tan helado que sus pies descalzos se congelaban.

Hacía eso seguidamente para que los vigilantes no se dieran cuenta que se escapaba por las noches y evitando ser descubierto por las cámaras, su mente infantil transformaba todo como si de una misión secreta se tratara.

Sus pies dolían por el frío, una señal en que aún era un humano, algo que de verdad le enfadaba a su padre ¿por qué su hijo no podía ser un ser tan perfecto y tan experimentado como lo era Eve? Ella era el símbolo de toda perfección que los mismos humanos tenían que tomar.

Eve...

Todo hombre inhumano tenía que estar con ella para crear una nueva raza que poblara la tierra y ser profundamente superiores.

Tenía solo diez años de vida, no sabía lo que era jugar o lo que era estudiar, ni mucho menos lo que era una mujer, su grupo "social" eran niños que pasaban lo mismo que a él. Habían sido arrancados de los brazos de sus madres al nacer para convertirse en seres superiores, en seres perfectos.

Encontró su lugar no tan secreto. Una enorme celda con seguridad masiva.

Un cuerpo se encontraba ahí, sin prenda alguna al igual que él, un cuerpo que se le hacía extraño y diferente al suyo ¿a eso se refería como mujer?, sabía quién era o cómo le llamaban aquellos que le tenían en ese lugar. La veía como el ser más hermoso que nunca antes había visto.

Eve, aquí estoy.

La mujer levantó la mirada, sus ojos era lo que más le gustaban a ese niño, amatistas, que lastimosamente se veían tristes. Su cabello largo y plateado cubría sus senos. Recibió una cálida sonrisa por parte de ella, ¿por qué no podía ser tan perfecto como Eve?

¿Qué te trae de nuevo aquí, pequeño Sesshomaru? Deberías estar en tu celda, te puedes meter en problemas si te encuentran aquí.

Solo te quería acompañar, Eve. Los demás Nouvas y los humanos están dormidos.

Tan pequeño y tan travieso. Sabes que el señor Taisho se enojará mucho si se entera que te escapas, está bien si me dejas sola. —Las pestañas largas de ella eran como abanicos que hacía que Sesshomaru se perdiera en ellas junto con sus ojos.

¿Es porque no soy perfecto?

¿A qué te refieres con ello? Puedes decirme si tienes alguna inquietud.

Padre me dice siempre que tengo que ser perfecto para Eve.

Ella alargó su brazo, quería tocar el rostro de ese niño tan inocente que no habían dejado vivir de manera normal, pero su mano era impedida por los barrotes que electrocutaban su tacto.

—Quiero ser el Adán de Eve —añadió Sesshomaru.

No quiero que seas mi Adán. Quiero que seas siempre Sesshomaru.

Lo que acaecía en ese momento era una nube de confusiones en la mente de Zero, apenas había entendido lo que había dicho ese sujeto, «¿Eve?» solo eso sonó en su cabeza en forma de pregunta.

Reaccionó al instante y empujó lo más fuerte posible el cuerpo, apartándolo de sí mismo, estaba sentado en el suelo con las manos afincadas en este «¿Qué demonios es este sujeto?»

Debía gritar como cualquier otra persona normal, pero...

—Fuera de mi casa, loco. —Él no era normal, tal vez se trataba de un borracho que le gustaba andar desnudo por las calles (o eso era lo que Zero quería pensar). Se le erizó la piel—. Es mejor que te vayas antes de que llame a la policía.

Dimensiones (Bl/Crossover)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora