Capítulo 9.

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                Inspiró, sus pulmones lo necesitaban por la agitación que sentía en todo su ser. No sabía cuántas horas estuvo sin pegar párpado para conseguir la respuesta de la masa muscular de las criaturas, tuvieron que extraer un poco de ese componente de una hembra... de la más grande.

Vanessa recordaba haberlas presenciado, eran enormes y una era más hermosa que otra.

«Esto debería involucrar el nivel de adrenalina. Suele ser el principal componente». Tuvo que pedir permiso de Lord para hacer las investigaciones en su laboratorio, era un lugar más confortante —según ella—, ya que era su zona de confort.

Su asistente acomodaba los materiales y de organizar todo en el laboratorio para que se viera apropiado. Camille, así se llamaba, nunca recordaba su apellido, pero el personal la apodaban como La Mujer más Guapa del Edificio; la mujer tenía mucho por ser envidiada, hasta Vanessa de vez en cuando se sentía frustrada por su físico.

—Señorita Vanessa, ¿le puedo ayudar en algo? Se ve muy cansada.

—No es necesario, ya casi termino.

Su asistente tenía un sedoso cabello rojo como lo serían las plumas de un fénix y unos cautivadores ojos azules como un mar ¡sin olvidar su alta y esbelta figura! Era lo que más señalaban de ella en el edificio.

Al contrario de la hermosa e inteligente Camille, Vanessa tenía una altura aceptable, unos ojos comúnmente marrones al igual que su cabello lacio...bueno, tal vez tenía unos kilitos de más.

«Debo estar concentrándome en el trabajo, no debo estar pensando en estas estupideces».

—Iré a casa si no necesita mi ayuda, si surge algo, le puede decir el señor Baker que me contacte. —Sin duda, ella era un elegante cisne al lado de...

Era mejor no darle más vueltas al asunto.

—Muchas gracias...puedes irte tranquila. —Después de todo, era un trabajo que solo podía realizar ella, estaba decidida a terminar su proceso rutinario antes de que llegara su compañera de laboratorio a cumplir su turno.

El laboratorio se sumergió en un silencio reconfortante, el aire acondicionado estaba empezando a helar su rostro, estar tiempo extra era algo que solo a ella se le ocurriría.

Intentaba no hacer aquel proyecto con abulia, pero sentía que sus párpados se cerraban, «no creo que pueda seguir con esto» se tocaba la frente, estaba fría como se lo esperaba. Apoyó una mano en la mesa y decidió guardar bien la muestra, no tenía que dañarse.

Observó su libreta, sus apuntes finales se notaba el cansancio que alojaba su cuerpo por lo distorsionada que estaba la letra, sentía como si pesara todo su cuerpo.

Escuchó la puerta del laboratorio y guardó la muestra lo más rápido que podía en su maletín, pudo hacerlo casi sin problemas. ¡No podía sentir más cansancio como en ese momento! Ni siquiera se daba cuenta que la persona que había entrado estaba callada ¿acaso no sabía que decirle?

—Discúlpeme, señorita Yuuki, tomé horas extras, espero que no se sienta incómoda con mi presencia, ya me ib...—Dio un salto al sentirse envuelta por unos brazos, su corazón estaba a mil por el susto, como si se le fuera a salir del pecho.

—Sé que tomaste horas extras, pero creo que te equivocaste de persona.

—¡Deja de jugar así, Keyla, casi me desmayas del susto! —Dio la vuelta, encarando a su invasora. 

Estaba arreglada mostrando cierta prestancia junto con el aire que la rodeaba. Keyla era bonita y muy hermosa ante sus ojos, pero para muchos ella sería menos llamativa como lo era Camille.

Dimensiones (Bl/Crossover)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora