Bajo la luna.

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Me encuentro caminando de regreso a mi casa; ya es un poco tarde, el tiempo se pasó volando.

Solamente a Samantha Rogers se le ocurre irse a pie hacia su casa que se encuentra al otro lado de la ciudad (literalmente). Repentinamente me ruge el estómago, la maldita de Sophie que se supone que debe ser mí mejor amiga ni siquiera me brindó un vaso de agua, ¿Acaso ella no ha escuchado eso de que el agua no se niega?.

¿Acaso tú le pediste agua?-me dice mi conciencia.

  No pero, eso debe nacer de ella ¿no?

Ah no, pero si tú no le pides ella no te da.-me dice otra vez.

  Bueno, ¿Tú eres mi conciencia o mi enemiga?

Soy tú espíritu de venganza amiga.

  Pues deberías de ser lo contrario ¿Okey?

Sí pero...

  ¡NO ME IMPORTA!

—¿Otra vez hablando sola Samantha?

Oh, oh creo que eso lo grité.

Eh, Y-yo— Me decido a voltear y lo veo a el. Lucas.

Se encuentra en su motocicleta, con un jean y una camiseta azul; sinceramente siempre he dicho que ese color resalta con su piel, su cabello está un poco desordenado sin querer me quedé bien boba mirandolo, no me maten wey es que es bien pinche hermoso, como serían las cosas si no hubiera pasado nada de lo anterior, tal vez en un mundo paralelo estemos juntos, pero en este no, es imposible que volvamos a coincidir, logro reaccionar.

—Si, si lo que tu digas Sam—

—Que haces por aquí?— Pregunta.

—Fui a visitar a Sophie— respondo fría e indiferente.

—Sabes que la casa de ella y la tuya quedan polo a polo, literalmente— Me dice; Pues tiene un poco de razón.

Un poco? Están polo a polo amiga.

Y sí mejor te callas?, Sí lo puedes hacer?.

—Vamos te llevo a casa—

—No gracias, prefiero caminar—Le digo fingiendo seguridad. La verdad no quiero caminar, pero mi orgullo del 1 al 100 es 101.

—JA, ni tú misma te lo crees— Me dice burlón.

—Pues creelo— Le doy una sonrisa fingida.

—Wow, Samantha Rogers, a la que no le agrada deportes prefiere caminar—

Ash, aún sabe que no me gusta.

—Adiós.— digo.

—Vamos Sam, te llevo a casa— insiste de nuevo.

—No, además ni loca me subiría en esa motocicleta— Le digo aterrada.

—Si tienes casco y te agarras fuerte nada pasará— Me dice con una sonrisa.

—No— Digo firme y comienzo a caminar.

—Tu siempre de terca Sam— Me dice cuando voy cruzando la esquina.

Estúpido ÉlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora