6.

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Mariposas (cómo les dicen) albergan en mi estómago, tengo miedo porque es la primera vez que asisto a las escuela en 2 semanas, la verdad, odio la escuela, pero prefiero estar aquí haciendo algo que estar en el hospital acostado sin hacer nada mientras Kaythleen debe estar asustada en dónde quiera que esté. 

Agarro algunos de mis libros, los meto en la mochila, tomo una ducha, me cepillo los dientes y me medio arreglo el cabello. Bajo las escaleras dónde se encuentra mamá haciéndome el desayuno: huevos con tocino. El olor penetra mi nariz mientras la boca se me llena de saliva y me truena el estómago. 

—Huele delicioso. —le digo. 
—Gracias —me ofrece una enorme sonrisa. 

Me siento en la mesita situada en la cocina y espero a que el desayuno esté listo. Para ahorrar tiempo me dirijo a la nevera y saco el jugo de naranja en botella y sirvo dos vasos. Trato de mantenerme ocupado para olvidar lo que sea que me pueda esperar en la escuela. 

—Aquí tienes —dice mamá mientras pone el plato en frente mío.
—Gracias —le sonrío. 

Devoro el plato en menos de nada y salgo corriendo a esperar a May, que me llevará en el auto. Todavía me siento culpable por el choque del auto y no sé cómo pagar el arreglo. Espero ansiosamente, no puedo dejar de pensar en Kay. Aún no sé cómo empezaré la búsqueda pero empezaré interrogando a Drew. Él tiene que saber algo, fue con la última persona con la que estuvo. La bocina del auto de May me saca de mis pensamientos mientras cruza la esquina acercándose a mi.  Tengo miedo. 

—¡SUBE QUE LLEGAMOS TARDE! —me grita desde el asiento del conductor. 
—YA VOY, YA VOY. 

Rodeo el auto y me subo lo más rápido que puedo. May arranca apenas me subo, tan rápido que no me da tiempo de ponerme el cinturón. 

—Conduce más despacio. 
—¿Por qué? 
—Estás sobre el límite. 

Me fulmina con la mirada y baja la velocidad para mi alivio. Siento que May está actuando demasiado extraño. Últimamente ha estado muy extraña, cómo si me ocultara algo, pero prefiero no preguntar.  El resto del recorrido la pasamos en silencio, ni siquiera pone esa música extraña que ella escucha... Un tal Diamanda Galás o algo así, no estoy seguro, pero es demasiado extraña y cuando la escucho escalofríos me recorren en cuerpo, es realmente espeluznante. 

Llegamos  a la escuela y la escena que encuentro no me agrada mucho. Carros de policía están estacionados al frente y con las sirenas encendidas.  Me bajo del auto rápidamente, escucho que May me dice que me detenga pero no le hago caso. Me abro paso a través de la multitud  y cuándo estoy en frente de la cinta veo que están recogiendo un cuerpo envuelto en una especie de bolsa negra. 

Siento una presión en el pecho a tal punto que me falta la respiración, trago bocanadas de aire pero es cómo si no estuviera respirando. Me lanzo al piso y todos me observan haciéndo un círculo al rededor de mí, trato de llamar a May pero me ahogo más al hablar. Empiezo a toser y unos parmédicos se acercan a mí, auxiliándome. No puedo ver lo que hacen pero está funcionando, el aire llena mis pulmones  y siento cómo mi cuerpo va relajándose cada vez más. 




—No sé que pasó. —le digo al policía en frente de mí.
—¿Entonces por qué tuviste ese ataque? 
—No lo sé. ¡NI SIQUIERA SÉ QUIÉN ES LA PERSONA EN ESA BOLSA! —grito desesperado. Necesito saber si es Kay, necesito saberlo o n o estaré tranquilo. 
—No creo una palabra de lo que dices. —me lanza una mirada y trato de sostenerla pero mi subconsciente o lo que sea me obliga a apartar los ojos. 
—Realmente no lo sé. Sólo fue una ataque de pánico. 
—Eso dijeron los paramédicos, pero ¿de qué tenías miedo?
—TENÍA MIEDO DE QUE FUERA KAYTHLEEN. 

El policía se queda en silencio y me mira con lástima. Odio que me miren así. 

—Te gusta ¿no es así? 
—Sí. 
—Creo que deberías saber algo. 
—Yo igual. Debería saber muchas cosas. 
—El cuerpo estaba en muy mal estado. Estaba quemado. No podemos identificarlo todavía. 
—Lo que me faltaba. 

Abren la puerta y May entra. 

—Terminamos. Por favor, salga. —me dice el policía mientras dirige a May hacia la silla dónde yo estaba. 
—Estaré bien —dice May y acto seguido salgo del salón.





Atrapado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora