Atrapado.

8.

Kaythleen. 

La infección parece estar extendiéndose. Cada vez supura más y la piel alrededor se está empezando a tornar negra; duele demasiado. Alguna vez vi esto en una película, si la piel alrededor se pone negra, quiere decir que deben amputarme la pierna, y si no me encuentran a tiempo la infección se va a extender a todo mi cuerpo hasta matarme. 

La puerta se abre y entra May. Tiene un aspecto terrible, como si hubiera estado llorando y en la mano derecha lleva una botella de cerveza. Veo que su mirada se clava en mi y puedo sentir esa furia demoniaca que lleva adentro. Trato de no mirarla a los ojos, pues cuándo lo hago se pone más furiosa de lo normal. Hoy actúa extraño, pues siempre la veo sobria y con una biblia satánica en la mano; de la cual me lee una parte —le digo parte porque no sé cómo se dividirá esta biblia— cada vez que viene aquí. La última parte que me leyó me hizo estremecerme: "Clavo mi mirada en los ojos vidriosos de vuestro espantoso Jehová, y le tiro de la barba. Alzo un hacha y abro en dos su cráneo devorado por los gusanos." 

Cuando leyó esta parte sonrió. Pero esa no fue una sonrisa normal, llena de felicidad, no. Esa fue una sonrisa macabra. Tan macabra que se veía deforme. Me miró, salió de la habitación y cuándo volvió trajo arrastrando un animal muerto. Llevaba tanto tiempo muerto que no podría decir qué animal era, pero olía a podredumbre. En la otra mano tenía y bat de béisbol y un cuchillo. Empezó a golpearme. Yo sólo quería que ella me clavara el cuchillo en el corazón y acabara con todo esto de una vez. Pero ella no iba a ser tan piadosa. Ella quería que yo sufriera. 

Después de golpearme varias veces las rodillas y el estómago, tomó el cuchillo. Por un momento creí que acabaría con todo esto. Pero lo que hizo fue empezar a hacerme cortes en las piernas, pero eran cortes profundos. Los hacía en la misma zona que el anterior, y luego empezó a quitarme la piel como si estuviera cortando carne, para hacerla asada. Luego se dirigió al animal muerto que había dejado en medio del cuarto, lo abrió por dentro y el olor a putrefacción se hizo más fuerte. Empezó a buscar algo, era como una bolsa llena de algo, la arrojó en el piso y la abrió. Cuándo la abrió se esparció otro olor desagradable por el lugar: estiércol.

Cogió un poco de estiércol y me lo embarró en la herida en la pierna. Inmediatamente intenté retirarlo pero ella me sujetó de las manos y me las amarró con una cuerda. No puedes hacer ya nada. La infección ya empezó a esparcirse. 

 —Hoy me pasó algo muy curioso.  —dice May, interrumpiendo mis recuerdos. 
 —Qué bien por ti. Vives una vida "normal" y yo me estoy pudriendo aquí. Literalmente.  —digo con furia. 

Mi comentario la hace estallar en carcajadas, y cuando ya le deja de hacer gracia me dice:

 —Te lo mereces.
 —No es cierto  —replico.
 —En fin, vine a contarte algo. Porque eso es lo que hacen la amigas. —dice con cinismo — ¿No es así?
 —Sí. 
 —Zeeke me dejó en la friendzone. 

Me echo a reír. No hay nada que perder ahora. 

 —No es gracioso. 
 —Sí que lo es —digo ahogándome con mi risa, que no es de diversión, pero es de satisfacción. —Así me mates el no te amará.

May toma un trago, puedo ver cómo las lágrimas quieren brotar fuera de sus ojos. Pero antes de otorgarme esa satisfacción que me daría al verla llorar, se acerca a mi y me echa lo que le queda de cerveza dentro de la botella en la herida infectada. Empieza arder y contengo un alarido. Ella se dirige a la puerta, se está riendo a carcajadas.