5.

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Está buena; le digo a May. Ella tuerce la mirada y medio sonríe. Estamos viendo esos shows dónde las chicas son modelos y compiten, realmente no sé como se llama el show, ni mucho menos me interesa, pero las chicas están realmente buenas. 

—Zeeke. —me dice en tono de que iniciará una conversación seria. 
—¿Sí? —pregunto con preocupación.
—¿Puedes prometerme algo? 
—No lo sé —digo dudoso. —Depende.
—¿Prometes que cuándo salgas del hospital no empezarás a buscar a Kay?

La pregunta me atraviesa como una daga el corazón. He pasado los últimos días tratando de olvidarme que Kaythleen puede estar muerta, pues Drew ya apareció y dice que no sabe nada de ella. Tal vez a May realmente le importe lo que pase con Kaythleen, pero estoy seguro de que le importo más yo. Algunas veces he pensado que ella podría estar enamorada de mí, pero es sólo pensarlo es totalmente ridículo. Ella es como una hermana, además, sale con muchos chicos y nunca ha demostrado interés en tener algo conmigo que no sea una amistad. 

—Yo...
—¿Tú qué? —dice en ese familiar tono de furia.
—No puedo prometerte eso. 
—¿Por qué demonios? ¿Sabes? Lo único que quiero es que seas feliz. Probablemente ella esté viviendo en una habitación de hotel con el idiota de Drew, y mientras tanto tú estás aquí preocupándote por ella. 
—Pues yo no creo que sea así. Ella jamás se iría sin decirle a nadie. Y además, por primera vez; creo que Drew está diciendo la verdad. Aún sabiendo que ella no tiene la necesidad de escaparse con Drew, ella jamás haría eso. 
—¡ESTÁS COMPLETAMENTE CIEGO! ¡ELLA NO TE AMA! —grita.
—¡A MI NO ME IMPORTA SI ME AMA O NO, PORQUE YO LA AMO!

May se queda en silencio y me mira a los ojos. Trato de sostenerle la mirada pero me es imposible. Esto es realmente incómodo. 

—Todos estamos preocupados por ti. Tu madre, tu padre, yo. Parece que lo único que haces es pensar en ella y ni siquiera te preocupas por ti. No mas mira la manera en que trataste a tu madre la última vez que vino. 
—Pues no deberías meterte en mi vida. ¿No crees? 

May me lanza una mirada de dolor y no dice nada. Veo un ligero destello de furia en sus ojos que me hace estremecer, tiene algo sumamente horroroso pero trato de no prestarle atención, tal vez sólo sea mi imaginación, y la medicinas. 

—Debo irme. 
—Lo siento —empiezo a decir.
—Lo sé. Nunca dije que no lo hacías. 

Recoge su bolso, me besa en la frente y sale de la habitación. Su actitud tranquila quiere decir que realmente la lastimé, y eso me hace sentir aún peor, tal vez ella crea que yo la menosprecio por Kay, pero no es así, ella es lo más importante que tengo en la vida. Ni siquiera mi madre lo es, pues ella ha hecho cosas que son imperdonables; pero a lo que me refiero es que cuándo ella siente dolor es como si yo lo sintiera, es inexplicable, es como... como si ella fuera parte de mi, como si estuviéramos conectados de alguna manera sobrenatural. 

Vuelvo la mirada hacia la televisión, el reality se acabó y ahora están pasando una película, parece que recién empieza. 




Cuándo la película acaba apago la televisión y me recuesto mirando hacia arriba  con mi cabeza apoyada en mis brazos. Una imagen viene a mi mente. Es Kay riendo. Demonios, como odio pensar en ella todo el tiempo, me lastima pensar en ella todo el tiempo sabiendo que ella no piensa absolutamente en mi. 

Entra una enfermera, ella sí que está buena, es morena con unas caderas de diosa y voluptuosa. Parece ser simpática, pero nunca le he hablado, me lanza miraditas de vez en cuando pero cuándo lo hace pienso en que probablemente hace eso con todos los pacientes que le parecen atractivos, así que ni me inmuto y sólo le lanzo una risa simpática. 

—¿Cómo te sientes? —me pregunta mientras acaricia mi cabeza.
—Muy bien, gracias por preguntar. —le respondo apartando su mano lo más gentilmente posible. 
—¡Me alegra oír eso! ¿Necesitas algo? ¿Quieres que te acompañe un rato? 

Un poco de compañía no vendría mal. 

—Acompáñame. —digo— Eso estaría muy bien. 
—Ok. —dice mientras se sienta en el sillón al pie de mi cama. 
—¿Y bien? ¿Cuántos años tienes? ¿Cuál es tu nombre? 
—Me llamo Annora, tengo 23. Si quieres puedes decirme Ann. Todos lo hacen.
—¿Annora? ¿De dónde viene tu nombre? 
—Es alemán, mi tengo descendencia alemana. Es gracioso por que soy morena.
—Oh...

Se torna un silencio incómodo y ella me toma de la mano. Me estremezco. 

—Lamento lo de tu novia. —dice mientras aprieta mi mano. Lo que más me asusta es que lo dice como si ella estuviera muerta. 
—No hables de ella como si estuviera muerta. —digo con furia, pero al instante me regulo. —Y no es mi novia —rio en un tono burlón —Ya quisiera yo que fuera mi novia. 
—Lo siento, creo... creo que debo irme. 
—Un placer, Annora. 
—Igualmente. Si necesitas algo, sólo pregunta por mi.
—Realmente lo aprecio.

Y dicho esto cierra la puerta. 

Ella NO está muerta.  Me obligo a repetirme en mi cabeza. Ella no está muerta. 

Sé que ella no está con Drew, sé que le está pasando algo realmente malo. Sé que está encerrada en algún lugar frío y oscuro, deseando un poco de compasión y piedad de parte de la persona que le esté haciendo semejante cosa. Pero por otra parte debería dejar de exagerar y pensar que, en el caso más positivo, ella está con Drew. 

Empujo esos pensamientos a un rincón de mi cabeza y trato de pensar en el día de mañana. El doctor Stcheinder dijo que tal vez mañana, si amanezco capaz de sostenerme a mí mismo, me den de alta. Realmente no creo ser capaz de poder hacerlo porque me duele hasta cambiar de posición al dormir, pero tal vez pueda fingir lo suficientemente bien para que crean que estoy en mejor estado y poder irme a casa. 

Miro a la mesita situada a mi derecha y a los libros encima de ella, los trajo mi madre, a ella realmente no le gusta leer, lo cual hace que no sepa nada de literatura  y me compre libros basura que cree que me gustarán. Le echo una mirada a los títulos y sólo veo basura. Nada que realmente me guste, así que me doy la vuelta y una punzada de dolor me recorre el abdomen. Trato de disminuir el dolor acomodándome de nuevo y cuando por fin estoy cómodo me sumerjo en un sueño plácido y profundo. 

Atrapado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora