Con cariño, Para ti. ⚘

¿Despedida?

Faltaba poco para dar por terminada su obra. Naib adoraba pasar tiempo a lado del mayor, podría decirse que ya lo consideraba un amigo.

— ¿Puedo ver el cuadro? — Preguntó con emoción, la pena que antes sentía se desvaneció.

— Aún no pero ya casi lo termino. — Soltó una risa simplona, aquel Naib lleno de confianza le agradaba.
— ¿Qué harás después de esto?

— Bueno, volver a mi casa, hoy tengo que regresar temprano---

— No me refiero a eso, si no, a cuando termine el cuadro. — Interrumpió para no causar más confusiones, claro, provocó un gran sonrojo en el menor.

— A eso... pues ¿no es obvio? Eres mi amigo, seguiré aquí contigo. Aparte, me gusta mucho todo lo que haces. —

La sinceridad en sus palabras le llenó de cierta tristeza, ya no se sentía solo, ahora tenía a alguien para llenar la pieza faltante que tenía perdida. Se ocultó detrás del lienzo para no ver la penosa lágrima que se le escapaba.

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Mantenía la distancia mientras su pequeño rayo de felicidad admiraba el trabajo que hizo.  La satisfacción de ver su sonrisa valio cada minuto que invirtió en el cuadro.

Acaricio su cabeza para despeinar a un más esos cabellos rebeldes. El tonto pensamiento de si se peinaba también le saco una sonrisa.

— Espera, tengo algo para ti. — La pequeña mano de Naib sacó de la bolsa que siempre traía consigo...una moneda, se notaba que no era de gran valor, y se la entrego a su amigo.
— Tu esfuerzo necesita ser recompensado. —

Adorable. Era la única forma de definir ese gesto.

— Muchas gracias, lo gastare en algo necesario. — Con cuidado la metió en el bolsillo de su propio pantalón. Claro que mentía, guardaría la moneda como si fuera su propia vida.

Entre esos minutos, Naib se alarmo.

— ¡Ah! Tengo que regresar a casa, no quiero ser regañado... otra vez.

— Entonces a correr, señorito. No me gustaría que no viniera mañana. — Palmeo de forma amigable su espalda.

— Esta bien... ¡Nos vemos luego! — Aunque antes de retirarse, Jack le mencionó algo.

— Si quieres podría enseñarte a pintar. Me gustaría ver como me retratas.

Se quedó anonadado frente a sus palabras pero le respondió en voz baja un firme "claro".

Su pequeña figura fue desvaneciéndose a medida que corría camino a casa. Con esperanzas de que un día nuevo llegaría.

Pero ese domingo Jack nunca regresó.