Cuadros viejos.

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Aún se preguntaba del porqué le hizo caso pero estaría mintiendo si decía que no le interesaba. Quería saber de dónde brotó tanta confianza, una sensación de tranquilidad al escuchar su voz. Tener esos sentimientos lo confundía, ese sujeto casi lo mataba y por su parte, lo va a seguir a quien sabe donde.

No se imaginaba que quería enseñarle, resultaba tan misterioso ¿no era más fácil decirlo de golpe? Claro que se lo mencionó pero lo único que respondió fue "No creo que logres creerme, por ello necesito que me acompañes. "

Aquello era una casa bastante normal en palabras del Mercenario, no había nada en especial que destacar. La puerta fue abierta dándole paso a ambos. Las paredes eran decoradas por cuadros que juraba haber visto en algun lado, paisajes muy coloridos.

— Sígueme.

Fui dirigido a una habitación fría, en el suelo habían muchos papeles y pintura tirada, un desastre en pocas palabras. Cuando levanto la mirada, se quedó quieto.

Conocia ese cuadro. El corazón le empezó a latir con fuerza.

Ese retrato de aquel niño inocente era el.

Se repitió varias veces que no podía ser ¿cómo podría ser verdad? El nunca existió, un terrible dolor le hizo llevar su mano hasta su frente.

— ¿Pudiste recordarme?

— No, déjame en paz. — Dijo de manera sombría mientras se retiraba del cuarto, acelerando sus pasos. El pecho le dolía, esa horrible sensación volvía, aquella que no le dejaba dormir por las noches.

— Naib, no intentes alejarme, sabes que en verdad quería verte.

— Yo no, estaba mejor sin saber nada.— Palabras hirientes salían de su boca, no podía detenerse. — Si tanto querías verme, hubieras regresado. No ahora, es demasiado tarde para esto. —

— Alguien tan pequeño no podía entenderlo.

— ¿Entender qué?

Con cariño, Para ti. ⚘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora