Un hombre maravilloso

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La observó atentamente de camino a casa. Como se sentaba quieta, agarrotada, con las manos aferradas al asiento y los pupilas de sus ojos dilatadas.

Su mirada se cruzó con la de Danny y, también con la de Grace. Recordó la conversación mantenida con la asistenta social encargada del expediente de la niña unas semanas antes.

Desorden de estrés post traumático. Olivia llevaba dos meses, casi tres, sin apenas hablar, distante. Y cuando lo hacía era para negarse a hacer algo que le pedían, enfadarse, golpear cosas y volver a caer en el mutismo más absoluto envuelta en un amargo llanto que podía durar horas.

Lo más alarmante de todo lo que les contó era que había momentos en que la niña hablaba como si creyese que su madre iba a volver a recogerla.

Evade la realidad como autoprotección. Lo que vivió, lo que vio... - recuerda la cara de pesar de la mujer. El mismo sentía un nudo en la garganta cada vez que recordaba las imágenes que las cámaras de tráfico habían grabado del accidente. Aún sin sonido eran terribles. Y saber que la pequeña había sido cruel protagonista de ellas le rompía el corazón.

Y las pesadillas.

Sus propias noches habían estado plagadas de ellas. Aún podía sentir como algunas de ellas le erizaban la piel y le entumecían.

Pero también recordaba como Danny las había ido alejando. Como la sola presencia del rubio a su lado, al principio, durante años como su mejor amigo y luego como el amor de su vida cuando se atrevieron a reconocer que eso es lo que eran el uno para el otro, disiparon la oscuridad y la ansiedad.

Esperaba que ese poder reparador sirviera también para calmar y ayudar a la niña.

Y que juntos, Danny, él, Gracie, Charlie y Liv formasen esa familia que nunca se creyó con derecho a tener.

La música llenó el vehículo. Las notas de Shape of you escaparon del reproductor de radio del camaro. Y la voz de Danny por lo bajo, en un comienzo y luego más alto cuando Charlie se le unió.

Steve sabía que al crío, por alguna razón le gustaba aquella canción. Sonrió divertido cuando advirtió que ella dejaba de lado por un momento la tensión y les miraba confundida.

Y entonces oyeron su voz. Dos palabras.

- ¿Estáis locos? - los dos rubios oficiales del 5.0 se echaron a reír, los dos hombres Williams. Steve soltó una risa suave divertido. Grace miró a su prima.

- Tarados. No te aburrirás nunca, Olivia.

- Me llamó Liv. - la sonrisa de Steve creció.

- Es un nombre perfecto. - El resto de los ocupantes del coche asintieron con gesto firme.

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Danny se despertó entrada la madrugada. Al removerse se dio cuenta de que el lado de la cama estaba vacío y frío. Extrañado se levantó. Al salir al pasillo vio luz saliendo del cuarto de Liv.

Abrió la puerta con sigilo. Una sonrisa triste pero también entrañable iluminó su cara. Steve levantó la mirada. Puso un dedo sobre sus labios pidiendo silencio. Y en un breve y ténue murmullo habló.

- Una pesadilla. - Sentado en la cama, sobre su regazo, abrazada a él. Liv dormía. El marine le devolvió la sonrisa a su pareja. - Vuelve a dormir, Danno. Yo velo sus sueños. Tu descansa. - el de Jersey asintió en silencio. Se acercó a los dos, depositó un suave beso en la frente de la niña y otro en los labios de su novio.

- Procura dormir algo, cariño. - acabó susurrando mientras abandonaba la estancia con el corazón henchido por ser de los pocos privilegiados en ver el hombre tierno y maravilloso del que tenía la fortuna de haberse enamorado y más suerte aún de que le correspondiese.

Somos padres, ¿tu y yo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora