El tiempo

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 Que rápido huye el viento, como irreparable vuela el tiempo. Que nostalgia al recordar aquella época en la que ver caricaturas en la pantalla del televisor era lo mejor que me podía suceder. Al recordar que los rasguños de una caída era lo peor que podría afrontar. Que triste se puso mi alma cuando caí en la lógica de que las manecillas del reloj nunca dejaron de avanzar. Un escalofrío invadió mi cuerpo cuando me percaté de que habían pasado los años, sin embargo los elementos que daban sentido a mi vida no sufrieron un cambio tan radical. Ahora lo mejor que me podía pasar era ver una notificación tuya en la pantalla de mi móvil, y lo peor, lo peor sería sentir el miedo que me cubría al presenciar mis temores por el simple hecho de que vivo con la duda de no saber si me sostendrás lo suficientemente fuerte como para evitar que caiga y quede cubierta de heridas. Es increíble saber que no cambió todo el sentido de la oración, tan solo hubo un reemplazo en el sujeto; donde la idea central  confundió mis prioridades y ahora vivo inmersa en la reiteración.

Detrás de las palabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora