- ¡Yo no puedo ser la pareja de alguien como Billy! -le reclamó la pelirroja a la mañana siguiente cuando se cruzó a la anciana en un pasillo de la escuela. -¡Le exijo que me cambie de compañero ahora mismo!Fue de esa forma como la preciosa pero arrogante Candice se consiguió una predecible charla con la directora para comprender porqué no se debía gritar a los profesores. Ella no podía creerlo. Parecía alguna especie de broma de mal gusto. ¿Acaso Dios la odiaba? ¿Era Billy Hargrove su karma por una vida de mentiras?
Candice pretendió amabilidad y le sonrió a la directora una vez que le permitió marcharse. Ni siquiera sabía ni le importaba donde se encontraban sus amigas, pero ya había hablado del tema con ellas. Su único objetivo era hallar a Billy y, una vez que lo hizo, él sonrió triunfante al ver su ceño fruncido. Sin embargo, sus ojos se estrecharon aún más al ver a la chica sentada sobre sus piernas.
- Oh, los celos. Qué bien se siente. -habló con sinceridad una vez que Carla se había despedido de él.
Pero claro que no se sentía bien todo el odio que la presencia de Candice transmitía directo hacia él. Sus labios apretados en una mueca reflejaban su molestia. Aunque se encontraba a una gran distancia, la cafetería aún no estaba llena y sus miradas podían cruzarse a la perfección. Fue Billy quien decidió cortar con aquella tensión, pero los tacones de la adolescente no dejaron de resonar en el suelo y era evidente que se dirigía hacia él.
- ¡Bi...! -la escuchó gritarle por un momento cuando ya se sentía sumamente cerca, pero en ese instante el sonido de sus fuertes y decididos pasos se detuvieron y su exclamación se vio interrumpida.
Billy giró su cabeza hasta que sus ojos, por encima del hombro, se abrieron sorprendidos al ver que había chocado con un alguien. Específicamente un chico, uno que él reconocía a la perfección. Sintió de golpe una irrefrenable angustia y opresión en su pecho al verlo junto a Candice.
Ella, perdiendo el equilibrio ante su abrupto choque, se afirmó por instinto de su jersey. Él alcanzó a sostenerla para que no cayera, apretando con firmeza ambas manos sobre el cuerpo de la chica. Sus dedos se curvaban alegremente sobre aquella piel blanca y se deslizaron levemente de manera discreta sobre su figura.
Las fosas nasales de Billy se ensancharon por su pesada respiración y su corazón comenzó a acelerar su ritmo al percibir que el detestable Steve Harrington no parecía tener intención de soltarla en algún futuro cercano... ni lejano, por lo que se veía, tampoco.
Entonces Billy razonó que había muchas cosas de ella que él no tenía en cuenta. ¿Por qué Candice quería que él destruyera a Steve? No necesitaba ser un genio, él lo sabía. Popularidad.
Sin embargo, por lo que estaba presenciando, parecía como si ellos dos nunca hubieran estado frente a frente antes. Como si a él nunca le hubiera resultado relevante su existencia hasta ese día y como si a ella nunca le hubiera interesado la persona que se encarnaba el rol del chico más popular de la escuela.
Steve sonrió con simpatía.
- Lo siento. -su voz sonó suave, lamiendo su labio para retomar su disculpa, mientras sus manos soltaban a la chica y caían obedientemente a ambos lados de sí mismo sin apartar su mirada de ella, aunque ella aún no se la devolvía.
"Buena chica." Pensó Billy. También temió pensar lo que hubiera hecho si no la hubiera soltado, una versión mínima hubiera sido plantarle su puño en su cara sin pensarlo dos veces.
"¿Y qué te importa?" Le gritó su conciencia, pero simplemente la ignoró. No podía explicarse.
Candice acomodó su falda sin levantar la cabeza para mirar de vuelta a Steve, frunciendo su boca en una nueva mueca de auto-disgusto al ver su ropa desaliñada luego del choque.
- No es tu culpa, caminaba ciega hacia un... -dijo, pero no llegó a terminar pues alzó el rostro y su voz se apagó al instante al contemplar a su salvador.
Podía leerse en toda su cara la expresión de enamoramiento-instantaneo.
El ceño de Billy se frunció y clavó la mirada sobre Steve cuando este tomó la pequeña mano de la chica. ¿Por qué no acababa con el maldito contacto? Él sentía que ese subnormal no dejaba de buscarle pelea y seguro que la iba a encontrar. Quería gritarle que la soltara, como si fuera un argumento totalmente razonable.
- No, yo venía distraído. Además, ya que estamos, -dijo sonriendo con aire seductor. -no me molestaría chocar contigo más seguido.
El rubio resopló con la nariz. Echó un rápido vistazo a la reacción de Candice, esperando ver el momento en el que lo rechazaría, volviendo a ser la perra que él conocía y que sus ojos lanzaran llamas de desprecio en su dirección.
- Gracias. -dijo sonriente, pero a la vez vacilante. Simplemente no pudo creerlo, Candice podía ser cualquier cosa, pero no era tímida.
Gruñó molesto al presentar semejante injusticia. ¿Qué tenía Steve que él no? Además de un ridículo peinado. Ah, ahí estaba. El cabello, ese era su maldito encanto.
Incluso le resultó agriamente irónico el hecho de que hace solo un par de días le había dicho en las duchas que estaba lleno de perras en el océano cuando lo había visto deprimido por su ruptura con Nancy Wheeler. Pero parecía que el desgraciado mundo le había servido a Harrington en bandeja una de las que él quería.
Con una emoción reprimida en el pecho, giró en dirección a su almuerzo, pero la sonrisa boba de Candice no salía de su cabeza. Fue entonces cuando Ashley se sentó decididamente frente a él.
- Pensé que no era conveniente que ella supiera que estamos en contacto. -le dijo desganado.
Ella se rió levemente y depósito el peso de su cabeza sobre una de sus alargadas manos.
- Ella me mandó a recordarte algo por si olvidaba mencionarlo. -explicó retomando su clásica postura erguida. -¿Por qué ese mal humor?
Él se volteó levemente y apenas vio a la pareja de adolescentes volvió a mirar a Ashley de frente.
- Ah, así que estás celoso. -sus ojos lo juzgaron seriamente pero con un aire de entretenimiento, mientras que la presión cardíaca de Billy no dejaba de incrementarse.
- Por supuesto que no. -respondió al instante. -Está aprovechando esta situación para vengarse por coquetear con ella mientras me tiro a cinco o seis chicas más.
- ¿Crees que nací ayer? Es obvio que tienes celos, porque Steve está tan cerca de Candice y... ¡¿Está a punto de darle un beso?!
Billy volteó bruscamente a ver al próximo paciente del funeraria, pero él continuaba a una decente distancia de Candice y ya no había ningún tipo de contacto entre ellos. Ashley estalló en una irritante risa histérica.
- ¿Ves? Si no fuesen celos no te importaría que se besaran. -explicó levantando el hombro, declarando como victoria aquella pequeña batalla verbal. - Como sea, quiere quedar contigo para hablar del informe de biología en uno de estos días, tienen hasta que termine noviembre para completarlo.
- ¿Por qué no me lo ha dicho ella misma?
- Supongo que estaba a punto de hacerlo. -asintió. -De todas formas, estaba muy enojada por tener que trabajar contigo.
- Bueno, entonces dile que podríamos juntarnos en mi casa y... -habló él, pero la chica lo interrumpió.
- Billy, Candice no quiere estar en tu casa o sola contigo. -declaró Ashley. -En ese caso la apoyo. Si tuviera que quedar contigo para hacer algo importante de la escuela lo que menos querría sería estar en un lugar contigo sin nadie a quien recurrir si tu apetito sexual se despierta. -confesó. Billy la miró confundido. -Tiene sentido, quedarse sola contigo es un peligro demasiado grande.
- Yo no... ¿Qué? Ash, nunca...
- Billy, no tienes nada que decir. Así que buena suerte, yo me tengo que ir. -se despidió y sin más se fue.
El chico volvió a mirar en dirección a Candice, pero finalmente, ella ya no estaba allí.
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FIRE - Billy Hargrove
Fanfiction"Ella era la abeja reina de la preparatoria de Hawkins hasta que Billy Hargrove llegó." "¿Ellos dos? ¿Juntos? ¡Ja! Sería como ver a un águila con un león. Ambos son depredadores, pero no se asemejan en lo absoluto." No van a parar hasta que alguno...