Dos extraños.

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        Ese mes se vieron dos veces más, el fue a la casa de ella. La primera fue muy linda, acostarse con el y escuchar música toda la tarde era todo lo que necesitaba. La segunda todo lo contrario, el se quedó una hora y se quiso ir, de la nada, ella le insistió que se quedara un rato más pero no, se fue. Le abrió la puerta y cuando la cerro se quedo sola y llorando dos horas enteras, ya lo había perdido.
        No le daba bola pero no la dejaba, que mal le hacía. La acostumbró a cuidarla, a querer verla todos los días, a amarla, le demostró que no eran todos los hombres una mierda, y sin embargo se iba el también de su vida. 
        Lo dejó, la estaba haciendo mierda. Le pidió un tiempo aunque no quisiera estar ni un día sin el, aunque sepa que el tiempo en las relaciones no existen, simplemente hay uno que deja la puerta abierta eternamente, esperando que vuelva. 
        Al principio estaban mal los dos, a él le duró una semana. El primer recital sin abrazarla le había dolido, después se acostumbró fácil. A ella nunca dejó de dolerle, no podía escuchar esa canción y verlo a el tan indiferente. Parecía que ya ni se conocían. 
        Había volado tan alto, cuanto más volás más te duele cuando te sueltan. Él había sido para ella su refugio, estando con el se olvidaba de todo lo que le hacía mal, no lo supo cuidar, no se dio, el amor puede hacerte volar o darte contra el piso y hundirte cada vez un poco más.
        Una noche Sofía no podía dormirse, lloró por más de tres horas sin conseguir matar el insomnio. Al otro día fue a buscarlo a la casa, quería intentarlo una vez más. Él la escuchó, la trato bien como siempre, pero no hubo caso, quería quedar como amigos. Se subió al colectivo con una sonrisa, por lo menos lo había intentado. Empezó a llorar. 
        Lo siguió buscando durante meses, lo extrañaba tanto. Hasta que pudo entender que ir a buscar siempre el 'no' la lastimaba más. Dejó de buscarlo, no quería hundirse más. 
        Ese 'entender' le duraba de a ratos, hasta el próximo mensaje, el próximo recital que lo volviera a ver y se hiciera mierda de nuevo. 
        Dejó de ir a los recitales por un tiempo, necesitaba estar bien y ya no los disfrutaba más. Cuando estuvo mejor volvió, se dio cuenta que no había superado nada, era verlo y no saber como seguir sin el, aunque suene exagerado, no sabia. No había nadie igual, ninguna piel, ninguna boca, nada la hacía volar como él. 

Las cosas que nunca te dije.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora