El día que el rock entró a su vida, esa bendita música, cambió todo. Empezó a sentir que encajaba, de a poco fue formando parte de un mundo que se mezclaba con adultos y no tanto, conoció personas que valen la pena como Lei, Mel, Shula, Fer, Loa, la salvaron.
"Donde debió haber habido un cementerio levantaste un carnaval." Y fue así, noches llenas de música, amigos, mates, guitarras, la nariz de payaso, la pintura, encontró de nuevo la pasión.
El arte, la música, los libros, le cambiaron el bocho, ya no podía pedir más con toda esa gente al lado que estaba tan demente como ella y que se entendía tanto, y sin embargo...
Su primer junte con los dementes (grupo pastillero del oeste) fue en Ituzaingó por marzo del año pasado, ahí lo vio por primera vez. Lo miró a los ojos, esos ojos, y ya no le hizo falta más nada, lo había entendido todo (no, no entendió una mierda). El pibe le había volado la cabeza, pero se la voló.
No sabía como acercarse, la amiga que la había llevado al junte se la pasaba hablando con él, así que ella también le daba charla, pero pensaba que ellos dos estaban juntos así que no tuvo mejor idea que empezar a hablarle con la excusa de que el hermano del pibe era lindo, le decía "cuña" y le hablaba siempre del hermano, qué boluda.
Ese día no podía dejar de reírse por todo, era tan divertido, él si que sabía como hacerla reír o quizás a la piba le gustaba tanto que no podía dejar de hacerlo.
Después de un tiempo empezaron a hablar con esa boba excusa de ser cuñados, y un día él le dice "si mi hermano no te da bola es un boludo eh." Y ahí se dio cuenta que estaba por empezar algo que no iba a terminar nunca, aunque quisiera ese chabon no se le iba a ir de la cabeza nunca más.