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Después de unas cuantas horas después de aquella plática que tuvieron, ya se encontraban en la entrada del castillo a excepción de Elizabeth que se fue a quien sabe dónde desde que entró al reino, tampoco les interesaba preguntar, pues si ella no quiso decir nada entonces :  -¿Por qué la obligarían a hablar?-.

Todos los presentes se encontraban en si tocar o no aquel portón, pero antes de que uno de ellos se animará a realizar algo, el portón se abrió dejando ver a Baltra junto a sus otra dos hijas con una sonrisa, estaban felices de poder volver a ver a los pecados capitales, los salvadores de aquel reino incontrolables veces, pero esa sonrisa se les borró al percatarse de que estos estaban incompletos.

-{¿Dónde están Meliodas, Hawk y Elizabeth?}- Pensaron mientras veían al grupo, claro que les iban a preguntar pues no se iban a quedar con la duda pero primero iban a saludar y a invitarlos a pasar al interior del castillo, pues primero eran sus modales y luego lo demás.

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Después de un rato.
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_ Así qué Meliodas traicionó al reino..._ Dijo con seriedad en su voz el rey de aquel lugar, y con una mirada de enojo total hacia el maldito demonio._ Bien, daré la noticia de que Meliodas es un traidor del reino y que por nada del mundo cuando lo encuentren lo dejen irse del lugar hasta que ustedes los pecados capitales lleguen a ese sitio para que lo asesinen y me traigan su cabeza como prueba.

Bingo, había caído en las mentiras de los pecados y ellos no podían estar más que felices por eso, aunque no pudieron convencer a una persona de las tres que tenían que convencer para que convencieran a los demás habitantes.

_No creo que Meliodas haya podido hacer algo como eso pues ha ayudado mucho al reino y a su gente como para que lo deseche así de fácil, o es que ¿acaso andan mintiendo pecados?._Ataca con veneno en su voz la princesa Margaret, sospechaba de que los pecados capitales no estaban diciendo realmente la verdad.

_¿Pero qué dices hermana? Es obvio que Meliodas lo hizo, no importa lo que hizo en su pasado por el reino, es un maldito demonio, es su naturaleza después de todo._ Contraataca Verónica, ella se fiaba completamente de los pecados, y además que jamás le agradó el rubio solo por ser lo que es.

_ Que humano tan insolente eres hermana mía, yo solo ando diciendo de que no me voy a creer ninguna palabra de lo que digan estos malditos  hasta que me den pruebas de lo que dicen que hizo Meliodas, primero voy a necesitar saber la versión de la historia de Meliodas por su propia boca y después decidiré qué es lo que voy a pensar de  él y a quien apoyar._ Margaret estaba muy fuera en sí, pues no hablaba así en ningún momento pero es que ella no iba a dejar que hablen así de alguien que hizo muchas cosas por la gente de ese mundo y menos va a creer en palabras que tal vez digan mentiras hasta que sepa la versión de todas las partes involucradas, aunque eso signifique tener que ir hasta el fin del mundo para encontrar al último de estos.

_No puedo creer que-_ No pudo terminar pues Margaret le dió una cachetada que dejó callada a la fémina de cabello como fiusha.

La de cabellera morada jamás le había pegado a nadie, pues no le gustaba usar en nada hasta ese momento la violenta y que lo haya hecho significa que está muy pero que muy enojada con la persona casi apunto de explotar.

_ Yo me retiro a mi habitación por el resto de su visita, adiós, no molesten._ Se marchó por el largo pasillo hasta que desapareció en una de las vueltas.

El salón quedó igualmente en total silencio después de que se fuera, todos seguían procesando lo que acababa de pasar con la chica más paciente y comprensiva de aquel lugar, pues todo aquello había sido nuevo para ellos y no sabía cómo tomárselo.

Traición a MeliodasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora